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Apagar pozos profundos

Un amigo cañicultor me dijo con toda claridad: -Regar caña con pozos...

17 de enero de 2011 Por: Germán Patiño

Un amigo cañicultor me dijo con toda claridad: -Regar caña con pozos profundos es ruinoso-.Él se refería al triple carácter de ruinoso: 1. Altísimos costos de producción. 2. Disminución de la humedad natural de los suelos. 3. Contribución al calentamiento global por consumo de derivados del petróleo. El asunto me quedó trabajando y recordé a un familiar muy querido, también agricultor, quien siempre se negó a perforar un pozo profundo en su propiedad y prefería atravesar los veranos con dificultades de riego, e incluso obtener menos toneladas de las que hubiera logrado de contar con aquella tecnología.De allí que la ‘Mesa del agua’ instalada recientemente, en la que participan Asocaña, Procaña, Cenicaña y algunas asociaciones de usuarios de las cuencas, no provoque mayor entusiasmo, pues entre sus propósitos no se encuentra el de acabar con el riego mediante pozos profundos en el valle del río Cauca. Incluso hay ingenios que recibieron subsidios del tristemente célebre programa Agro Ingreso Seguro, para que construyeran un pozo profundo. Una plata perdida, pues ni necesitaban ser subsidiados y mucho menos para adelantar una labor ineficiente, costosa y ambientalmente perversa.Es cierto que la superficie sembrada en caña de azúcar ha aumentado significativamente, hasta abarcar terrenos del pie de monte. Y también es cierto que la caña es un cultivo que demanda mayor riego que otros que fueron usuales en el Valle. Hoy, con cerca de 200 mil hectáreas en caña de azúcar, no hay aguas superficiales que alcancen, y la presión por las aguas subterráneas, e incluso las fósiles, ha aumentado de manera radical. Vamos hacia un desastre ambiental si no detenemos este despropósito. Lo que está en juego es el futuro de la región como un paraíso agropecuario.Hay por lo menos tres acciones que deben efectuarse para evitar la sombría perspectiva: 1. Destinar al menos 1 hectárea para reservorio de aguas lluvias, por cada 100 hectáreas sembradas en caña. 2. Reforestar y proteger las cuencas de los ríos y los nacederos de aguas, pagando a quienes se encarguen de esta labor. 3. Construir grandes embalses públicos en los afluentes del río Cauca, desde el Ovejas y el Timba, hasta el río La Vieja.Incluso debiera pensarse en una especie de norma constructiva, por la cual toda nueva construcción (casa, edificio, hospital, universidad, etc.) debe incluir en sus diseños un reservorio de aguas lluvias. Pues el lío es general y contempla también a las ciudades.De esta manera, y dada la pluviosidad vallecaucana, habría agua suficiente para todos en los veranos, con la ventaja adicional de que se podría generar energía con pequeñas centrales hidroeléctricas. Asimismo, se podrían evitar inundaciones en los inviernos y mejorar la calidad del aire que respiramos.Todo esto es posible y está planteado hace rato. Pero se requiere que el Gobierno Departamental actúe, fortaleciendo Corpocuencas, que la CVC se despolitice y purifique, y que la ‘Mesa del Agua’ adopte una meta clara: apagar los pozos profundos en el Valle en un lapso de 10 años.Eso sería bueno para todos y digno de celebrarse.