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Al fin, ¡el juicio!

Después de constantes aplazamientos y negligencias, por decir lo menos, al fin...

12 de agosto de 2013 Por: Germán Patiño

Después de constantes aplazamientos y negligencias, por decir lo menos, al fin se inició el juicio contra los exministros Sabas Pretelt y Diego Palacios, lo mismo que contra Alberto Velásquez, exdirector administrativo de la presidencia de Alvaro Uribe.Digamos que el juicio resulta tardío, pues el caso de cohecho investigado fue denunciado en el 2008, pronto fue condenada Yidis Medina, a quien además se la persiguió de manera repugnante, condenándola por un delito que al parecer nunca cometió -secuestro-, e incluso la Procuraduría sancionó a Sabas Pretelt, quien en un momento dado pretendió volarse a Costa Rica, siguiendo los pasos de María del Pilar Hurtado, pero por fortuna ese país rechazó la petición de asilo.Ahora esos tres altos funcionaros de la administración Uribe tendrán que responder ante la justicia que, pese a tardar, ojalá llegue. No sobra recordar que la misma Corte que hoy los juzga ya condenó a Yidis Medina por cohecho, un delito que tiene doble cara, siendo tan culpable el que cohecha como el cohechador. Resultaría inexplicable que, condenada Yidis, no se condenara también a los cohechadores.Lo que, según un buen amigo y buen jurista, resulta un tanto absurdo. Pues de exonerar a Sabas y sus compinches, se probaría que no hubo el tal cohecho y Yidis tendría en sus manos la posibilidad de una demanda multimillonaria contra el Estado, que pagaríamos todos. Por lo que creo que, al menos para guardar las apariencias, el resultado del juicio a Sabas está cantado. Él y sus amigos serán condenados como cohechadores y tendrán que pagar la misma pena que se le impuso a Yidis. A no ser que declaren que estaban cumpliendo órdenes superiores y se avengan a colaborar con la Justicia. Solo así se librarían del carcelazo.Aparte de la previsible condena de estos exministros de Uribe -cosa a la que nos hemos acostumbrado de manera vergonzosa- el otro aspecto delicado es que si la Constitución se reformó para permitir la reelección de Álvaro Uribe, de manera “espúrea” como dijo la Corte, tanto el segundo gobierno de Uribe fue ilegal, como lo es el “articulito” que permite la reelección. Si fue aprobado por medio de la comisión de un delito no debiera estar vigente.Por lo anterior es que me parece que este juicio es de la mayor importancia. Confirmaremos si estuvimos gobernados por una gentuza sin ética ni moral -sorprendente, hay universidades de Cali que trajeron a Alberto Velásquez, ya subjudice, a dictar conferencias sobre ética periodística-. Como también si la reforma constitucional que autoriza la reelección del Presidente es legítima.No sé cuántas veces esa reforma ha sido impugnaba y no sé si la Corte Constitucional pueda mantenerla vigente, si el juicio que se adelanta prueba que se obtuvo mediante procedimientos delictivos.En todo caso, algo está probado: la Justicia en Colombia es en extremo lenta, cuando se trata de juzgar a personalidades o altos funcionarios del Estado.En Brasil, por ejemplo, la justicia necesitó de dos años para enjuiciar y condenar a varios exministros del gobierno de Lula da Silva, por un caso similar, sobornos del gobierno a parlamentarios. Aquí llevamos 5 años y hasta ahora nada.