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Un TLC agridulce

Un año después de la implementación del Tratado de Libre Comercio, TLC,...

16 de mayo de 2013 Por: Gerardo Quintero

Un año después de la implementación del Tratado de Libre Comercio, TLC, con Estados Unidos los resultados no son tan favorables como preveían sus acérrimos defensores. Mientras las exportaciones crecieron solo un 3,3%, las importaciones aumentaron 14,6%. Lo preocupante es que esta brecha tiende a ampliarse y la producción local puede entrar en un retroceso que haga colapsar la industria nacional y, por consiguiente, aumentar la tasa de desempleo. Como estaba diagnosticado, el país no estaba listo para enfrentarse mano a mano con los Estados Unidos, era claro que nuevamente, como sucedió con la apertura económica, nuestra pequeña industria local no estaba preparada para ‘inundar’ el mercado norteamericano con nuestros productos.Iniciar ese proceso exportador, para empresarios sin experiencia, implicaba una preparación previa, capacitar al recurso humano, cumpliendo unos altos estándares de calidad que exige EE.UU. para el ingreso de productos. Esto ha dificultado la posibilidad de que los productos colombianos lleguen al mercado gringo. Sectores como el de las confecciones, que tienen una gran oportunidad de llevar sus prendas al mercado estadounidense, se han visto estancadas por algo tan simple y previsible como que no cuentan con la suficiente tecnología para competir. Aún trabajan con maquinarias de más de 20 años de antigüedad y así no se puede acceder a ningún mercado.Pareciera que ese TLC sólo ha servido para que lleguen hasta pasteles hechos en Miami, chocolatinas baratas y una cantidad de productos que antes se producían y consumían aquí y que ahora están quedado relegados porque, por precios, no pueden competir.Los empresarios vallecaucanos sostienen que hay cinco tareas sobre las que hay que trabajar para mejorar las posibilidades de exportación a Estados Unidos como son: reconversión industrial, hacer alianzas, buscar nichos de mercado, fabricar productos diferenciales y más capacitación. A los que yo agregaría la urgente necesidad de dar estímulos y créditos a los microempresarios y a los emprendedores, además de mejorar las carreteras, habilitar de nuevo el sistema de trenes en Colombia, ampliar la capacidad de los terminales aéreos y, en general, mejorar la infraestructura de comunicaciones, porque sin cómo mover lo que producimos será muy difícil llegar hasta el mercado estadounidense.

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