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Miedo en Cali

Cali es la ciudad del caos. La falta de autoridad se percibe en todos los escenarios.

14 de abril de 2021 Por: Vicky Perea García

Se movilizan en motocicletas, llegan de manera intempestiva y aprovechan el desconcierto de sus víctimas para cometer sus fechorías. Este grupo de motoladrones los hemos visto en redes sociales y parece que los únicos que no los ven son las autoridades. En uno de los más recientes videos, estos delincuentes acorralan a una angustiada mujer que corre mientras un taxista y un conductor de vehículo particular la eluden y no le prestan ayuda. Típico también de una ciudad donde reinan la delincuencia, la falta de solidaridad y la indolencia.

Lo mismo pasa en el MÍO, estaciones sin presencia de la autoridad, ladrones a granel que despojan a los usuarios de celulares y maletines. Entrar a una estación o bus del sistema integrado de transporte es una ruleta rusa. A los vendedores ambulantes hay que sumarles indigentes, drogadictos y hampones que se suben, unos para pedir dinero, otros para robarlo. Cali es la ciudad del caos. La falta de autoridad se percibe en todos los escenarios. Por eso no sorprende que ‘El Mulato’ se pase por la faja los controles de bioseguridad en su ‘Pedazo’ y luego culpe a los demás de una persecución en su contra.

El desorden, la falta de autoridad, el irrespeto a las normas, la ausencia de escrúpulos. La ciudad está en un descontrol que no tiene que ver solo con sus autoridades. Hay un problema de ciudadanía, valores perdidos, odios y resentimientos acumulados. Una capital desbordada que ya no tiene límites. Unos ciudadanos que intentan sobrevivir, unas autoridades insuficientes, en donde algunos intentan buscar soluciones, pero otros fabrican sus propias maniobras sumándose a este carnaval delincuencial que siembra el desconcierto.

Aunque el Observatorio de Seguridad de Cali señale que en el primer trimestre del 2021 hubo 5275 denuncias por hurto, una reducción del 23% con respecto al mismo periodo del año pasado, cuando se presentaron 6822, lo cierto es que la gente ya no denuncia porque no cree en sus instituciones: fiscales y jueces ‘torcidos’, agentes de policía en connivencia con bandas delincuenciales. Lo que está pasando es aún más aterrador, la gente tomando la justicia por su propia mano.

Los homicidios aumentaron, en marzo sumaron 89 frente a 69 en el 2020 y en abril la tendencia sigue en aumento. Todos claman por un estado policiaco, más plata para instalar cámaras. Otros gritan que saquen al Secretario de Seguridad. Pero veo a pocos analizando esta bomba social que es Cali y pareciera a punto de estallar. “Plomo es lo que hay”, pedirán muchos. Pero la verdad es que esta pandemia tiene cientos de familias arrinconadas, a miles sin trabajo, más y más inmigrantes en parques y zonas verdes… Una ciudad con la mecha prendida, donde los que cuentan con recursos se esconden en sus grandes y custodiadas mansiones y que la ciudad arda en sus miserias porque ellos ni siquiera la perciben.

Una ciudad en la que urge que nos repensemos porque de lo contrario ya no será la sucursal del cielo sino la del infierno.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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