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Los cambios que vendrán

En la lucha que cada gobierno emprende contra la pandemia que hoy afecta al mundo es difícil comenzar un juicio de lo que se ha hecho bien o de lo que se ha ejecutado mal.

15 de abril de 2020 Por: Gerardo Quintero

En la lucha que cada gobierno emprende contra la pandemia que hoy afecta al mundo es difícil comenzar un juicio de lo que se ha hecho bien o de lo que se ha ejecutado mal. En Colombia el presidente Iván Duque ha tomado muchas decisiones acertadas y ha escuchado los clamores de diferentes sectores que pedían, entre otras cosas, ampliar la cuarentena. Podríamos cuestionar la tardanza en cerrar los aeropuertos, pero en general considero que actuó de manera prudente, rápida y acertada.

Eso mismo no lo podemos decir en casos como el del presidente Trump, en Estados Unidos, que demostró una total falta de empatía y comprensión inicial del problema, como ha sido habitual en este caricaturesco personaje que si no fuera porque tiene las riendas del país más poderoso del mundo, no pasaría de ser la escenificación de una tragicomedia. O qué decir de los esperpentos que dirigen las políticas públicas de Brasil y México, que siguieron fomentando la concentración de personas mientras sus países se llenaban de personas contagiadas.

Lo evidente en esta crisis mundial es que cada ciudadano en su país ha podido tener elementos de juicio para evaluar la responsabilidad, control, conocimiento y experiencia de sus gobernantes. Sin embargo, pasada esta crisis será el momento en que la ciudadanía también reclame, exija, cuestione y castigue a esa cantidad de politiqueros miserables que se robaron los recursos en un país como el que nos tocó.

En lo personal me dedicaré a mirar con lupa a cada candidato a presidencia, alcaldía o gobernación para saber qué hizo por la salud de su comunidad. Qué hospital fortaleció, qué ampliación de la cobertura sanitaria realizó. Lo que ha demostrado esta crisis es que la salud no se puede dejar en manos de los privados.

Las políticas neoliberales y de capitalismo salvaje fracasaron de manera estruendosa. Salud vs dinero, parece hoy la consigna que se quiere vender. Pienso hoy en todos aquellos que clamaban el cierre del Hospital Universitario del Valle que porque no era rentable. Todos aquellos miserables que se robaron la rentas del hospital, que lo espoliaron y casi lo arruinan. Muchos otros callaron y otros simplemente pedían su cierre sin medir las consecuencias de un hecho de tal naturaleza. Cerrar un hospital público no tiene perdón de Dios, como tampoco derribar una escuela.

Hoy quieren sancionar al alcalde de Cartagena, William Dau, por haberles cantado la tabla a esa parrandada de delincuentes que se han robado por décadas el erario de una ciudad que tiene el 35% de sus habitantes en la pobreza, con el respaldo de las grandes familias politiqueras de esa región. Vaya paradoja. En vez de apresar a las ratas, el peso de la ley recaerá sobre Dau por decirles la verdad a los corruptos. Esa es la Colombia que deberíamos cambiar cuando pase el temblor.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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