El pais
SUSCRÍBETE

La tragedia de los medios

Es inevitable sentir dolor cada vez que los medios se deshacen de decenas de periodistas. La más reciente salida de 150 personas de El Tiempo regresa al debate el futuro de los medios...

26 de junio de 2019 Por: Gerardo Quintero

Es inevitable sentir dolor cada vez que los medios se deshacen de decenas de periodistas. La más reciente salida de 150 personas de El Tiempo regresa al debate el futuro de los medios, especialmente los impresos. Si una casa como El Tiempo, con el músculo financiero que tiene , no es capaz de sostener su planta periodística qué puede esperar el resto.

Las causas de la crisis son tantas y tan variadas. Pero el dolor es uno, porque los impresos parecieran condenados a desaparecer lentamente. Una sociedad que destila sangre como esta los necesita. Estos medios son los borradores de la historia contemporánea del país. Las grandes investigaciones pasaron por sus páginas, fueron claves en apuntalar las debilitadas bases democráticas que desde diferentes trincheras quisieron echar al piso. Es increíble que la sociedad les dé la espalda.

Estas despedidas masivas tampoco ayudan porque la pregunta es cómo conservarán la calidad del producto. Hacer un periódico con practicantes o gente muy joven puede resultar atractivo desde lo administrativo, porque es barato, pero la calidad se verá mermada. Esta es una actividad en la que todos aprendimos teniendo referentes mayores al lado. Tal vez es hora de invertir la ecuación, sostener la planta de redacción y adelgazar las altas gerencias administrativas. Es el momento para que editores y cabezas de la redacción también pongan su grano de arena. Renegociar contratos, ‘bajarse’ de los salarios en aras de contribuir a la sobrevivencia propia y del medio es una alternativa.

Algunos dirán que eso no sirve para nada, que solo prolongará la agonía, pero es necesario explorar todas las salidas. En las casas periodísticas está parte de nuestra vida, algunos porque trabajamos allí y otros porque crecimos con ellos. Nos hacen falta, aunque también peleamos con ellos. En sus diferentes plataformas, los necesitamos. En momentos como los que vive Colombia su voz es vital. Que deberían estar más sintonizados con el ciudadano y menos con el poder, es verdad, pero es una construcción y tendrán que hacer la reflexión.

El descreimiento es general, las redes sociales pusieron un ‘bombazo’ a las salas de redacción y cuando estas intentaron parecerse a la irresponsabilidad digital estallaron más rápido. Nada volverá a ser como ayer. En medio de esta carnicería comunicativa, los gurús que llegan a las empresas advierten que solo sobrevivirán los más fuertes económicamente (?). Los que hagan alianzas y adelgacen su redacción al extremo.

¿Pero de qué ha servido masacrar las redacciones? Desde hace años escucho fórmulas. Sintonía con las audiencias, reestructuración de equipos, más videos de gatos (como dice sarcásticamente Caparrós). Todo se ha probado, pero nadie encuentra la vuelta. Mientras tanto la credibilidad se socava, los periodistas en zozobra y a la espera, como si fueran un personaje de novela del escritor Albert Camus, de que les llegue el fatídico turno.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

AHORA EN Gerardo Quintero