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Financiando inseguridad

La sensación de inseguridad nos acorrala y las cifras nos demuestran un...

2 de diciembre de 2010 Por: Gerardo Quintero

La sensación de inseguridad nos acorrala y las cifras nos demuestran un panorama angustiante: 1.638 homicidios en lo que va de este año; 3.529 armas decomisadas; 1.800 delincuentes capturados; un incremento del 22% en el hurto de vehículos y 1.129 atracos a residencias.La respuesta de la Alcaldía y del Concejo a este fenómeno que tiene alarmados a los caleños no podía estar más alejado del reclamo de la ciudadanía. La Alcaldía, en el presupuesto aprobado para el 2011, en vez de aumentar las partidas para la Policía y lo concerniente a la seguridad de los caleños decidió, de manera asombrosa, reducirlas en un 23% con relación a lo invertido este año. Mientras para el 2010 fueron asignados $14.800 millones, para el 2011 la Alcaldía decidió bajar la cifra a $11.276 millones.Imagino que el Alcalde y su Secretaria de Gobierno deben estar muy conformes con los más de cinco mil hurtos que se han registrado en Cali este año. También debe parecerles muy normal el hecho de que más del 30% de las víctimas de un robo de celular o billetera no reporten el hecho porque no tienen confianza alguna en que el caso se resuelva. Hay más: los atracos en la ciudad aportan el 12% de las muertes en Cali.Al comparar dos capitales con poblaciones similares y problemas comunes nos damos cuenta que mientras en Medellín su Policía recibe $40.000 millones, en Cali le damos $11.000 millones. La respuesta de la secretaria de Gobierno, Eliana Salamanca, no puede ser más desapacible: “Medellín tiene problemas de seguridad más graves que Cali, es decir, que nosotros con poquito hemos hecho mucho”.No confundan a la gente. Cali tiene graves problemas de seguridad y los presupuestos cada vez son más flojos. En cambio, al embeleco de los Guardas Cívicos, con el cual se pagan favores políticos a la mayoría de concejales de la ciudad, se le asignó $10.000 millones. Es decir, apenas $1.276 millones menos que a la Policía. Es absurdo que esto suceda, al tiempo que no hay recursos para la Policía ni para el cuerpo de guardas de tránsito que deberá controlar el caos vial de las megaobras.Mientras tanto, seguiremos contemplando el triste espectáculo de agentes de la Policía incomunicados porque se les acaba la batería de sus radioteléfonos, otros mendigando gasolina a los vecinos y algunos más varados en sus motocicletas porque sus vehículos ya no dan más.

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