El pais
SUSCRÍBETE

El tal paro sí existe

Buenaventura está en paro y la verdad es que a sus 400.000 habitantes les asisten todas las razones para que esta situación se justifique.

17 de mayo de 2017 Por: Gerardo Quintero

Buenaventura está en paro y la verdad es que a sus 400.000 habitantes les asisten todas las razones para que esta situación se justifique. En el Gobierno Nacional las respuestas son las mismas de siempre. “Que los estamos apoyando, que hemos hecho millonarias inversiones”, en fin, pero la verdad es que el tal paro de Buenaventura sí existe y la gente está fatigada de las injusticias.

No se puede desconocer que en particular el gobierno Santos ha intentado devolverle algo de lo que le brinda este Puerto a Colombia, pero la deuda con Buenaventura es histórica y eterna.

Por este municipio, del cual los vallecaucanos y los caleños hemos vivido de espaldas, se mueve el 60% de las materias primas que llegan al país. El 50% del comercio exterior se realiza por estos lados. Cada día entran y salen 2.600 tractocamiones con su carga. En esencia, eso se puede traducir en que si Buenaventura no funciona, el país se paraliza. Pero eso no le importa a nadie porque este pueblo sigue con sed. El acueducto se lo han robado, sí, robado, una y otra vez. Porque los malditos políticos y politiqueros de esta sufrida población una y otra vez se lo han feriado, junto con otros miserables, pero esta vez contratistas.

Buenaventura es una suma de todos los problemas de este enfermo país. El desempleo galopa, no existe industria, por lo tanto el Estado es prácticamente el único gran empleador. Eso se traduce en que el Alcalde de turno es más o menos dios.

El propio Simón Gaviria estimó que el desempleo podría llegar fácilmente al 65%. Imagine por un momento a Cali con ese nivel de desempleo. Jóvenes sin esperanza, presas fáciles de las bandas criminales que germinan en este pueblo como la arena del mar.

Hace poco hablaba con Víctor Campaz, una gloria del fútbol nacional que regresó a su tierra para tratar de ayudar. Quedó agobiado y entristecido por el abandono, la desidia de los políticos y la indeferencia y desesperanza de esos jóvenes, que hoy sólo creen en el poder de las armas y del dinero producto del narcotráfico.

Buenaventura hoy tiene sed, pero es más que la sed física. Lo que hay aquí es una aridez de propuestas. Un desierto de esperanzas. Un vacío de soluciones. Las autoridades muestran orgullosas la rebaja en las cifras de homicidios, pero en los barrios hasta las fritangueras tienen que pagar extorsiones. No más mentiras, ayuden a este pueblo sediento de verdaderas ayudas, pero sobre todo de transformaciones reales, de justicia.

Y los caleños tienen que acompañar estos justos reclamos porque aquí parece que nadie se diera cuenta de que todo lo que suceda en el puerto tiene una alta repercusión en esta capital. Es sencillo, cuando Buenaventura tose a Cali le da gripa. Si no hay soluciones a corto plazo, Buenaventura se va a convertir en tierra de nadie y adivinen quién sufrirá las consecuencias.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

AHORA EN Gerardo Quintero