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El momento de Guerrero

A seis meses de que termine la Administración del alcalde Rodrigo Guerrero,...

25 de junio de 2015 Por: Gerardo Quintero

A seis meses de que termine la Administración del alcalde Rodrigo Guerrero, dos hechos torpedean el final de su gestión y pueden llevar a que se opaque lo positivo que ha tenido su llegada al primer cargo del Municipio.Guerrero le devolvió esperanza a la ciudad, las obras que comenzó Ospina las recogió, no hizo tierra arrasada y culminó proyectos que venían desde la administración pasada. Saneó finanzas, logró la devolución de las Empresas Municipales, sacó a la nefasta Sicali de las rentas del Municipio y ha logrado reducir índices de criminalidad.Sin embargo, dos bombas surgidas en los últimos días parecen recordar que el sol puede quemarle la espalda al final de su administración. En primer lugar, la presión que están ejerciendo los operadores del MÍO al anunciar la salida de 300 buses porque no tienen cómo financiar el rodamiento de la totalidad de la flota programada por Metrocali, puede convertirse en un problema de orden público, que Guerrero tiene la obligación de conjurar cuanto antes.El transporte público es, tal vez, el talón de Aquiles de esta Administración. No pudieron Guerrero y sus más cercanos colaboradores encontrarle la vuelta a este problema que atraviesa la ciudad. El MÍO parece un saco roto al que llega y llega plata, pero que no tiene soluciones de fondo. Sacar 300 buses a finales de este mes pondría en un grave aprieto la ciudad, colapsaría el sistema de transporte y dejaría a miles de personas sin posibilidades de movilizarse. El otro lío para Guerrero es la bomba que arrojó Germán Marín Zafra con su renuncia a la gerencia de Emcali. El solo hecho de que Marín insinúe la posibilidad de una nueva intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos, prende las alarmas sobre lo que está sucediendo en las empresas municipales. Dice el economista Mauricio Cabrera, quien hace parte de la junta directiva de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, que es “urgente que las Empresas Municipales tengan un Código de Buen Gobierno para evitar que quede sujeta a los vaivenes de la política local, tal como está sucediendo hoy”. Cabe entonces preguntar, ¿cuáles son los políticos que se están lucrando de Emcali ahora? ¿Es real la posibilidad de una nueva intervención de la entidad? ¿No se aprendió de los errores del pasado? Es hora de que el Alcalde diga francamente qué políticos le están metiendo la mano a Emcali o quién quiere apoderarse de ella. Sería lamentable que su gestión se viera manchada por una nueva intervención que algunos han comenzado a sugerir. Emcali y el MÍO son dos proyectos de ciudad inmensos y de su arribo a buen puerto dependerá cómo se recordará a Guerrero en el futuro.

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