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El efecto Trump

Es sorprendente corroborar cómo hasta en una democracia ejemplarizante como la de...

3 de noviembre de 2016 Por: Gerardo Quintero

Es sorprendente corroborar cómo hasta en una democracia ejemplarizante como la de Estados Unidos un personaje tan funesto como Donald Trump puede estar ad portas de ganar las elecciones presidenciales. Es insólito que una mujer con los pergaminos de Hillary Clinton, con su conocimiento y experiencia a toda prueba se encuentre en estos momentos empatada en las encuestas con un orate vestido de político como Trump.Es que en términos reales uno no debería estar hablando de Hillary el mismo día que de Trump. Las diferencias son abismales. Las propuestas de Hillary en política internacional, en inmigración, en salud, en conservación ambiental son de lejos superiores a las imbecilidades que comete el candidato republicano cada vez que vocifera, porque ni siquiera habla.Si eso ocurre en semejante país, qué podemos esperar en los remedos de democracia que hay de Estados Unidos hacia el sur.Además, resulta triste comprobar que en una de las sociedades más progresistas en materia de derechos humanos (así todavía se cometan arbitrariedades), que marca la pauta en los avances de las mujeres en materia laboral y educativa, el sexismo y la misoginia sean dos de los aspectos que están alejando a Hillary de la Casa Blanca. Si la contienda hubiese sido entre dos hombres estoy seguro que todas esas porquerías que Trump ha dicho de las mujeres se las estarían cobrando y su nivel de desprestigio sería el que se merece. Pero como su rival es una mujer, entonces las barbaridades que ha dicho se celebran como inocentes chistes de hombres en un bar. “Este país es muy racista, pero la misoginia, el sexismo, es aún más grave. Y la mujer es la peor enemiga de la mujer”, dijo recientemente la columnista Olga O’connor en The Miami Herald. Suena familiar, ¿cierto?Que esto suceda en Estados Unidos es dramático porque este país, gústele a quien le guste, marca la tendencia en todos los aspectos de la vida mundial. Que Hillary se convirtiera en presidente de los Estados Unidos mandaba un mensaje contundente de progresismo a esta sociedad patriarcal y abusiva, pero que Trump sea el líder del mundo occidental es una noticia apabullante para el planeta. Es anunciar que el ‘todo vale’ es justo, que hacer bullying está bien, que insultar a los contrarios es legítimo, que maltratar a los más débiles es lo correcto, que hablar mal de las mujeres y tratarlas como cosas es el debe ser, que hacer chistes racistas es gracioso, que seguir contaminando bosques y ríos es natural porque el cambio climático es un cuento chino.Ojalá los estadounidenses entendieran que en sus manos está la decisión más importante no para una nación sino para el mundo. Un mundo que Trump puede incendiar, un mundo en el que si el ‘reality man’ gana pervertirá una serie de valores sobre los que se ha construido la sociedad occidental moderna.Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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