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‘Día de Furia’

El bochornoso espectáculo protagonizado por la motociclista Sandra Lizet Díaz, quien como si se tratara de una émula de Michael Douglas protagonizó su propio ‘Día de Furia’...

20 de marzo de 2019 Por: Gerardo Quintero

El bochornoso espectáculo protagonizado por la motociclista Sandra Lizet Díaz, quien como si se tratara de una émula de Michael Douglas protagonizó su propio ‘Día de Furia’, deja muchas lecciones para esta convulsionada ciudad. La agresión a las dos agentes de Tránsito que pretendían multarle y tal vez inmovilizarle la moto es el reflejo de una Cali que hace rato dejó de ser lo que creemos. La ciudad continúa siendo la más violenta de Colombia y de las más peligrosas del mundo.

Triste, pero así es. Hacemos más daño ocultando estas realidades que diciéndonos la verdad. A mucha gente le encanta que uno se mienta, que no critique, que no cuestione. “Son hijos malos de Cali”. “El que critica a la ciudad no merece vivir en ella”, responden algunos. La única forma de modificar comportamientos es mirándonos a los ojos y diciendo las crudas verdades, así duelan.

Sandra actuó como ese 25% de caleños que el año pasado tuvieron una mala resolución de conflictos, es decir, la situación a la que se vieron enfrentados se salió de control y se pecó por intolerancia. Para fortuna de la motociclista nadie salió muerto, pero qué tal que esta señora hubiera estado armada. Según el Observatorio de Seguridad de Cali, entre el 1 de enero y el 29 de diciembre del año pasado, 299 de los 1157 homicidios registrados ocurrieron por intolerancia. Es decir, el 25% de esos asesinatos ocurrieron por un desmadre.

La ciudad tiene un chip violento, no lo podemos desconocer. La cultura mafiosa y ‘el usted no sabe quién soy yo’ tuvieron un gran eco y ha sido difícil construir un nuevo tipo de sociedad. Las inequidades, el resentimiento social, los malos ejemplos y la falta de autoridad han conducido a Cali a una espiral de violencia e irrespeto hacia los demás.
Analicen este dato. Durante el 2018, las riñas lideraron los asesinatos por mala convivencia con un total de 146 casos, 12 más que en el 2017. En los primeros tres días de 2019 la Policía Metropolitana no dio abasto porque recibió 3067 llamadas por riñas, hágame el favor. 863 llamadas más que en el mismo lapso del 2018.

Algo muy grave pasa en la psiquis de los habitantes de Cali. Podrán aumentar el pie de fuerza, pero si no mejora la salud mental de una ciudadanía que se mata en las esquinas será muy difícil recuperar la tranquilidad. Esta capital amerita un ejercicio interdisciplinario. Esto no se arregla solo con pedir Ejército y Policía en las calles. La ciudad es como una olla repleta de crispetas que se están pegando contra la tapa y que solo espera que algún ‘loquito’ la abra para que se desparrame.
¿Cuánto tiempo pasará para que tengamos un nuevo ‘Día de Furia’? Y de eso no se escapan agentes de Policía que atropellan a chicos en los barrios populares o guardas de tránsito que en un mal día se desquitan con su grosería y persecución al conductor que se atraviese. Ojalá los candidatos a la Alcaldía le dediquen tiempo a la salud mental de los caleños. La ciudad se desbordó y es una realidad que nos inquieta a todos.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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