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Desobediencia de Petro

En un momento de tanta confusión, el llamado a la desobediencia civil del senador Gustavo Petro contra el gobierno de Iván Duque ha abierto un gran debate.

8 de julio de 2020 Por: Gerardo Quintero

En un momento de tanta confusión, el llamado a la desobediencia civil del senador Gustavo Petro contra el gobierno de Iván Duque ha abierto un gran debate. Algunos se escandalizan ante esta convocatoria, pero tienen mala memoria, pues hace seis años fue el expresidente Álvaro Uribe quien no llamó a una desobediencia civil sino a una “rebelión” contra el gobierno de Santos que comenzaba a explorar diálogos de paz con las Farc.

El mensaje en Twitter era: “Muchos o pocos tenemos la obligación de rebelarnos contra el engaño de Santos que ha igualado a la democracia y sus soldados con el terrorismo”. Antes del trino, el jefe del Centro Democrático había anticipado lo que iba a ser llamado a la rebelión contra el mandatario: “Santos debería destapar sus cartas, desistir del engaño y reconocer que su vanidad solamente quiere entregar el país a las Farc”.

Eso ocurrió en diciembre del 2014 y de seguro para los fervientes seguidores del expresidente resultaba ‘normal’ iniciar una rebelión que finalmente nunca se concretó, por lo menos de la forma en que uno se imagina, aunque sí fue evidente la estrategia para torpedear la administración Santos.

Hoy es Petro quien convoca no a una rebelión (creo que estaría preso si lo hubiera hecho) sino a una desobediencia civil. Me temo que lo único que conseguirá es generar mayor polarización en el país, desvirtuarse como opción real para llegar a la Casa de Nariño y lograr la cohesión de la derecha que verá en esta convocatoria la evidencia desestabilizadora de Petro que ‘llegará como un demonio a destruir las instituciones’.

Hoy el gobierno de Duque trastabilla en medio de las cada vez más repugnantes cercanías del narcotraficante asesinado alias Ñeñe Hernández con su campaña. La relación que éste tenía con fichas claves del partido de gobierno y las fotos departiendo con Duque dejan demasiados interrogantes. Los colombianos, sin distingos políticos, deberíamos exigir que se aclaren estos hechos y se investiguen a fondo, es lo que tendría que ocurrir en un país serio. También es cierto que dejan mucho que desear las demoras de la Fiscalía en iniciar una investigación, pero de allí a cuestionar la legitimidad del Presidente y convocar a una desobediencia civil en medio de la grave crisis económica y social que enfrenta el país por la pandemia, solo contribuye a profundizar la polarización y poner en jaque la democracia colombiana.

Petro trata de capitalizar el descontento que se ha manifestado con las marchas del año pasado y la escasa popularidad de Duque, ¿pero es sano para el país acudir a estrategias populistas para destruir la legitimidad del gobierno? Los colombianos están cansados de la polarización y la agresividad política alcanzadas y percibo que las opciones futuras pasarán por otro modelo de candidatos que no encarnen las tragedias y odios de Uribe o de Petro. El país necesita cohesión, no más división. Y lo que hoy se ofrece desde las diferentes orillas es más de lo mismo.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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