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A la memoria de Píper

La última vez que vi en tarima a Edulfamit Molina Díaz ya...

7 de julio de 2011 Por: Gerardo Quintero

La última vez que vi en tarima a Edulfamit Molina Díaz ya su nombre no existía. Ya era una leyenda llamada Píper Pimienta Díaz, una gloria musical golpeada por el destino, como otros grandes de la salsa, pero leyenda, al fin y al cabo. A duras penas se sostenía en tarima, una trombosis había dejado al elegante de la salsa caleña danzando su peor melodía e intentaba improvisar uno de esos pasos que lo habían hecho inmortal en la rumba.Esa noche lloramos todos los que estábamos en el Teatro al Aire Libre Los Cristales. Un Píper golpeado por la adversidad intentaba dar todo de sí en la tarima, como siempre. Su voz ya no alcanzaba el tono, sus pies ya no se movían con la velocidad de antaño, su delgado cuerpo no se columpiaba como antes. Pero allí estaba el negro pulido y caballeroso de siempre, sin guardarse nada en el escenario.Unos meses después, exactamente el 4 de junio de 1998, mientras recibía esa brisa tan nuestra en su casa del barrio La Ribera, lo mataron y como tantos otros crímenes, este caso acabó empolvado en los archivos de algún fiscal. Su sepelio fue enorme y musical y como él mismo lo quería: “El día que yo me muera, no quiero llanto ni rezo. Que me lleven a mi Cali, a Barranquilla y el Puerto. Que traigan mucho aguardiente, queden todos bien contentos”. Píper no había nacido en esta ciudad, pero era el representante más fiel de ese caleño de barrio popular: criado en el Obrero, chicanero, coqueto, mamador de gallo, colorido en sus ropas, elegante para la rumba, buena vida... Píper, apodado de esta manera por un tío suyo, gracias a su picante para bailar, y por ‘Pimienta’, el fonomímico peruano Memo Donix, tuvo su época de gloria en los 70. Con Los Supremos, una orquesta caleña, pegó un éxito que extrañamente no grabó: ‘Atiza y ataja’. Pero luego con Fruko quedó en la historia de la ciudad con ‘Las caleñas son como las flores’, ‘Buscándote’ y ‘A la memoria del muerto’. ‘Cali es Cali y lo demás es loma’ más que su grito de batalla musical, 30 años después sigue siendo un refrán obligado de nuestra caleñidad.Sí, Píper abrió la senda a cantantes como Álvaro del Castillo, Moncho Santana, Javier Vásquez y Willie García. Pero quizás ninguno de ellos está a la altura de su estatura musical. Quizás ninguno de ellos, como Píper, logre impedir con su voz que naufraguemos en los recuerdos de esa salsa de barrio que un día fue. Ahora que veo a ese Píper de novela, no puedo dejar de pensar en ese ‘negro buenazo’ que un día nos hizo llorar en un escenario.

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