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¿Un tren de cercanías?

La movilidad es uno de los problemas más críticos de Cali y lo seguirá siendo. Por eso, al tiempo de impulsar opciones de movilidad sostenibles y el fortalecimiento del MIO, no se debe bajar la guardia en infraestructura vial y en soluciones aterrizadas para las necesidades del transporte privado. Y apostarle, mas que a un tren de cercanías con un tranvía urbano, a un gran sistema de transporte masivo urbano y metropolitano.

12 de noviembre de 2017 Por: Francisco José Lloreda Mera

En momento en que el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá suscriben, tras varias décadas fallidas, el convenio mediante el cual se comprometen los recursos para la primera línea del metro de la Capital y un tren regional por valor total de 15 billones de pesos, nos debemos preguntar por el alcance del sistema de transporte masivo de Cali y el tren de cercanías que ha de comunicar a la ciudad con los municipios vecinos.

Solucionar el problema de movilidad en Cali y su conexión con los municipios vecinos no es fácil y requiere de distintas acciones. En el corto plazo, al tiempo de fortalecer el MIO -con más buses en los corredores principales y un mejor sistema de alimentación-es urgente concluir los proyectos viales para agilizar la movilidad hacia el sur, además de tomar unas medidas de choque para contrarrestar el caos vial en el oeste y el norte.

A mediano y largo plazo, el Plan Integral de Movilidad Urbana de Cali, PIMU, a estudio del Concejo Municipal, prioriza la movilidad peatonal y en bicicleta y expande el MIO, lo cual tiene sentido. Pareciera, sin embargo, que no le da la importancia que amerita al transporte privado, pese a incluir unas obras claves a futuro. Los carros y las motos, eléctricos o a gasolina, seguirán existiendo y se van a incrementar. Esa es la realidad.

Similar ocurre con el mal llamado tren de cercanías y el tranvía urbano. Y escribo mal llamados, no como crítica, sino, porque deben ser mucho más que un tren y un tranvía. Estos deben convertirse en el eje articulador del sistema de transporte masivo de Cali y en una oportunidad de renovación urbana, retomando componentes del proyecto Corredor Verde. Pero a mediano plazo y con una propuesta concreta de financiación.

Una cosa es un tren de cercanías y un tranvía urbano y otra, un sistema de transporte masivo urbano e intermunicipal, sin duda más complejo y costoso que el planteado en el PIMU y que sólo se lograría financiar en el marco de la Ley de Metros con un aporte importante de la Nación como se hizo con Medellín y se hará en Bogotá. Lo que exigirá una gestión proactiva de los gobiernos regional y local, los gremios y parlamentarios.

La buena noticia es que no se parte de cero. La Gobernación del Valle se ha echado al hombro el proyecto del tren de cercanías y la Alcaldía lo incluye en el PIMU, empezándose a posicionar a nivel central. Es así que hace un par de meses el Ministro de Transporte manifestó que el Gobierno “tiene toda la voluntad de apoyar a la Gobernación y a la Alcaldía en la estructuración del proyecto tren de cercanías.”

Pero seamos realistas: la capacidad del gobierno de adquirir compromisos financieros importantes está prácticamente agotada. Por eso se deben enfilar baterías hacia la próxima administración. Con proyectos de interés nacional como la Conexión Pacífico-Orinoquia y el Sistema de Transporte Masivo de Cali y del Área Metropolitana. Si no se concretan pronto, la posibilidad de construirlos en el mediano plazo, se desvanecerá.

La movilidad es uno de los problemas más críticos de Cali y lo seguirá siendo. Por eso, al tiempo de impulsar opciones de movilidad sostenibles y el fortalecimiento del MIO, no se debe bajar la guardia en infraestructura vial y en soluciones aterrizadas para las necesidades del transporte privado. Y apostarle, mas que a un tren de cercanías con un tranvía urbano, a un gran sistema de transporte masivo urbano y metropolitano.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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