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Toros en el ruedo

No ha sido fácil el arranque para el presidente Duque. Independiente de los avances en distintos frentes, expuestos por el mandatario y sus ministros al cumplirse los primeros cien días del Gobierno, la complejidad de algunos temas heredados le ha impedido disfrutar de la tradicional luna de miel.

25 de noviembre de 2018 Por: Francisco José Lloreda Mera

No ha sido fácil el arranque para el presidente Duque. Independiente de los avances en distintos frentes, expuestos por el mandatario y sus ministros al cumplirse los primeros cien días del Gobierno, la complejidad de algunos temas heredados le ha impedido disfrutar de la tradicional luna de miel. Le ha tocado lidiar varios toros al tiempo, todos igual de peligrosos. Por el bien del país lo deseable es que al Presidente le vaya bien.

Situación fiscal. En 2014 y 2016 se aprobaron sendas reformas tributarias; la última, supuestamente estructural. No habían pasado seis meses de aprobada y era un secreto a voces que el gobierno entrante tendría que hacer otra tributaria. Ahí está Carrasquilla, tratando de solucionar el lío y de financiar algunos programas nuevos, y el Presidente, como era de esperar, ha quedado como el malo del paseo y en picada en las encuestas.

Paz. De no ser por el presidente Duque el acuerdo con las Farc estaría hecho trizas. Por culpa, entre otros, de los líderes guerrilleros y de la JEP. ‘Santrich’ continuó delinquiendo y ‘Márquez’ -quien intuye que detrás de aquel vienen por él- dice desde la clandestinidad que la extradición del exguerrillero preso acabaría con la paz, y la JEP les hace el cuarto. Se equivoca: si el proceso se revienta es por culpa de ellos, por continuar delinquiendo.

Vías de hecho. Dice la prensa que en los primeros tres meses de gobierno se realizaron más de 300 protestas. Algunos sindicatos tienen por costumbre ‘medirle’ el aceite a los nuevos funcionarios, pero esta práctica se exacerbó en los últimos años, independiente de si la promueven estudiantes, transportadores o paperos. Por falta de autoridad hizo carrera que el bloqueo y la capucha funcionan, aunque vulneren derechos de terceros.

Seguridad. Se dijo y advirtió que el Estado debía llenar los espacios de las Farc y se hizo a medias; también, que era un error suspender la aspersión con glifosato y ahí están las consecuencias: un país inundando en coca y criminalidad, llámense disidencias, clanes o elenos; son la misma cosa, narcotraficantes en armas. Ese es el legado que recibieron el presidente Duque y el Ministro de Defensa. Y un ELN que despacha desde Venezuela.

Corrupción. El país aún no sale de su asombro por el escabroso caso de Odebrecht, para mencionar uno de tantos desfalcos al erario. No en vano la indignación y la votación en la consulta anticorrupción, pese a estar politizada. En esa coyuntura asumió Duque, a quien se le juzga por la suerte de los proyectos de ley que hacen agua en el Congreso pero poco se le reconoce su posición vertical y valiente de acabar con la ‘mermelada’.

Oposición: Se sabía que los contendores del Presidente en la campaña no iban a jalarle a ningún pacto, pues están pensando en sus aspiraciones políticas y no en el país. De ahí la oposición férrea que ha tenido -y que tristemente incluye el fuego amigo-. Caerle al Presidente, porque sí y porque no, está de moda; en las redes, caricaturas y columnas. Malo si trata de unir al país y malo si no lo hace. Una baja tolerancia, bastante dañina.

Lo anterior no significa que el Presidente y sus ministros lo estén haciendo todo bien. Es más, algunos no parecieran dar la talla y el país espera mucha claridad y liderazgo para superar las aguas tibias del pasado. Pero se les critica por todo, con o sin razón, cuando llevan tres meses de gobierno, tiempo en el que les ha tocado lidiar varios toros -que ya estaban en el ruedo- y en los tendidos hay espectadores sedientos de sangre.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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