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Obsesión

Petro por su lado escribió: “¿Quién le enseñó a torturar a los exmilitares colombianos que torturaron y asesinaron al presidente de Haití? ¿Quién les enseñó a asesinar

11 de julio de 2021 Por: Francisco José Lloreda Mera

Cuando sigue siendo un misterio cómo se perpetró el asesinato del presidente de Haití y la presunta participación de exmilitares colombianos en los hechos, Iván Cepeda y Gustavo Petro, salieron a trinar contra el Ejército y la política de seguridad democrática. El primero, además, y léase bien, citó a un debate de control al Ministro de Defensa, para que dé explicaciones sobre la conducta de quienes ya no hacen parte de la institución.

Cepeda escribió: “Militares mercenarios colombianos que asesinaron al presidente de Haití (…) han sido soldados profesionales de unidades de élite (…) tan necesaria como la reforma de la Policía es la reforma del Ejército.” De manera deliberada y temeraria no precisa que se trata de exmilitares y no miembros activos de las FFMM y da por hecho que fueron ellos quienes asesinaron al mandatario, lo que a la fecha no se ha probado.

Petro por su lado escribió: “¿Quién le enseñó a torturar a los exmilitares colombianos que torturaron y asesinaron al presidente de Haití? ¿Quién les enseñó a asesinar? ¿No es esta la demostración de un enorme fracaso de la política de seguridad del uribismo?”. Da por sentada la responsabilidad de los colombianos y le echa la culpa a la política de seguridad democrática. Según Petro, Uribe y Duque son culpables del asesinato en Haití.

Lo primero que salta a la vista es que para los dos senadores la presunción de inocencia de los exmilitares no aplica. Para ellos el servir o haber servido en las Fuerzas Militares lleva implícita una culpa, y no importa si las versiones apuntan a que fueron engañados. Para Cepeda y Petro, los miembros de la institución castrense, independiente del rango, no son sujetos de derechos humanos; estos se circunscriben a militantes de izquierda.

Tan visceral es el odio de ambos contra Uribe y por ende contra el actual gobierno, que les nubla el discernimiento. De lo contrario no se entiende el debate de control político al que Cepeda ha citado al Ministro de Defensa para que dé explicaciones de lo ocurrido con los exmilitares colombianos en Haití. Ahora resulta que Molano debe responder por lo que hagan o no con su vida los militares retirados. Uno no sabe si indignarse o reír.

Pero van más allá. Para ellos los hechos de Haití son prueba fehaciente de la necesidad de una reforma del Ejército, como la que pretenden en la Policía. ¿Qué reforma? La que a ellos y a su causa les conviene, es decir, un ejército que no combata al Eln, a la Segunda Marquetalia y a las disidencias de las Farc. Tampoco al narcotráfico, pues de qué viven. Lo que les talla del Ejército es, que sin ser infalible, ha mantenido en pie la democracia.

Es legítimo en política aprovechar el más mínimo desliz del contrario para cuestionarlo. Y el show es un medio de uso frecuente de la oposición en Colombia. Pero sin hacer el ridículo. Ridículo del que Cepeda debe ser consciente pues ya empezó a dorar la píldora, a darle un giro al debate; ahora resulta que indagará por información de las autoridades sobre posibles exmilitares mercenarios a nivel mundial. Vamos a ver en qué termina.

Aunque se sabe en qué termina: en un debate contra la política de seguridad con miras a las elecciones de 2022. Lo harán en cabeza del Ministro, a quien le tienen ojeriza pues no lo lograron tumbar. Así sea responsabilizándolo del asesinato del presidente de Haití o de cualquier otra persona, sea nacional o extranjera, pues para ellos lo de menos es el muerto, sino tener excusa para montar una tramoya. Aunque esta vez, intuyo, la puesta en escena no les saldrá bien. La obsesión en política, no siempre es buena consejera.
Sigue en Twitter @FcoLloreda

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