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El arranque

El inicio del gobierno Duque no ha sido fácil. Por la oposición rabiosa y efectiva que no le da respiro ni le perdona una, y por errores del Gobierno.

13 de enero de 2019 Por: Francisco José Lloreda Mera

El inicio del gobierno Duque no ha sido fácil. Por la oposición rabiosa y efectiva que no le da respiro ni le perdona una, y por errores del Gobierno. Pero el horizonte empieza a clarear: poco a poco la administración afina el foco, aunque el grueso de la opinión aún no lo reconozca. Es más, a juzgar por algunas acciones iniciales, debe aceptarse que el Presidente está cumpliendo lo que prometió. Veamos cinco de las más importantes.

Economía: el Presidente se comprometió a reactivar la economía. Dijo que reduciría la carga tributaria de las empresas para dinamizar la iniciativa privada y generar empleo formal. La Ley de Financiamiento, con sus bemoles, mejora la competitividad fiscal. Su trámite no fue fácil pues hay una resistencia atávica absurda a ampliar la base tributaria. Sin embargo, para este año se estima un crecimiento de la economía de entre 3,5 % y 4 %.

Corrupción: el Presidente se comprometió a luchar contra la corrupción. Es cierto que el conjunto de las iniciativas de ley contra ese flagelo presenta un avance tímido, pero la culpa no es solo del Gobierno. Y la opinión no ha valorado como debería el acabar con la mermelada como lubricante de la relación entre el Ejecutivo y el Congreso: una decisión de fondo, corajuda y estructural, a todas luces más importante que las iniciativas de ley.

Venezuela: el Presidente se comprometió a no reconocer el régimen de Nicolás Maduro. A través del Canciller, lidera la oposición a esa dictadura y la solicitud de intervención de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, en el vecino país. Se evidenció en su vocería del Grupo de Lima, integrado por 13 países de la región, que acordó no legitimar el nuevo mandato en Venezuela ni recibir a los funcionarios del régimen en los respectivos países.

Eln: el Presidente se comprometió a no negociar con ese grupo guerrillero hasta tanto libere a todos los secuestrados y cese las actividades criminales. Sin cerrar la puerta al diálogo, el Gobierno ha mantenido su posición sin atender los mañosos cantos de sirena de esos delincuentes, que en lugar de querer la paz cada día trafican más, destruyen más el ambiente y atentan contra la infraestructura nacional. ¡Cero concesiones, Presidente!

Seguridad: el Presidente se comprometió con la seguridad. Tema difícil pues encontró un país infestado de coca y narcotráfico, con disidencias guerrilleras y clanes regionales, asesinatos multicausales de miembros de la comunidad y el hurto urbano disparado. En estos meses se dio de baja a alias Guacho, se retomó la aspersión aérea contra los cultivos ilícitos de coca y se puso en marcha un plan de choque contra la inseguridad ciudadana.

Es decir, el Gobierno está cumpliendo, aunque no todo es color de rosa. Se ha confundido no dar mermelada con no relacionarse con el Congreso y desnaturalizar el programa Ser Pilo Paga fue un error. Igual, graduar de interlocutores en temas de educación superior a los estudiantes al margen de los rectores. Carece además de un escudero aguerrido y su estilo conciliador es apreciado por muchos no como una fortaleza sino una debilidad.

Pero el presidente Duque tiene entre otras una virtud: si se equivoca, corrige. Luego de un arranque de gobierno algo disperso, empieza a afinar el foco priorizando la economía. Y así debe ser: la manera de lograr mayor equidad social es generando riqueza, a partir de la iniciativa privada, en un marco de derechos y deberes, con seguridad y orden. No es distribuyendo pobreza, como lo pretende la izquierda. Cinco meses es poco tiempo para evaluar la gestión de un gobierno, pero suficientes para saber si está cumpliendo.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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