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Cien años

Las más felices con los primeros pozos petroleros en 1859 debieron ser las ballenas, pues de estas se extraía aceite para fines variados, en especial el encendido de lámparas.

18 de noviembre de 2018 Por: Francisco José Lloreda Mera

Las más felices con los primeros pozos petroleros en 1859 debieron ser las ballenas, pues de estas se extraía aceite para fines variados, en especial el encendido de lámparas. Gracias al querosene dejaron de ser tan perseguidas, aunque la dicha para este crudo destilado duró poco, debido a la bombilla eléctrica. Pero no solo los grandes mamíferos debieron celebrar: los seres humanos -incluidos los esclavos-, los caballos y bueyes: su fuerza muscular fue por siglos la principal fuente transformadora de energía.

Era cuestión de tiempo para que el petróleo cambiara el mundo y nuestro país. Para que Karl Benz inventara el primer vehículo y Henry Ford lo perfeccionara y comercializara, Rockefeller visionara el potencial del petróleo y fundara la Standard Oil Company, el presidente Núñez ordenara su búsqueda, el escritor Jorge Isaacs se uniera a la causa y el coronel José Joaquín Bohórquez descubriera crudo en Santander: el 29 de abril de 1918, el pozo Infantas 2 cerca de Barrancabermeja inició la producción de petróleo con 42 barriles al día. Cien años después ese campo aún palpita con 46.000 barriles al día.

En 1905 llegó el primer automóvil a Bogotá y en 1913 a Cali. La movilidad dependía de la tracción animal; el carro generó la necesidad de nuevas y mejores vías, transformó las ciudades y la comunicación del país. Se creó el Ministerio de Obras Públicas y con la construcción de la Refinería de Barranca en 1922 -que abasteció al país de combustibles y asfalto- Colombia pasó de 491 kilómetros de caminos pavimentados en 1916 a 7,415 kilómetros en 1938. Hoy Colombia cuenta con 200.000 kilómetros de vías, 20.000 de la red primaria pavimentada. Fue el despegue de la infraestructura vial en nuestro país.

La gasolina se vendía en latas, en farmacias y locales comerciales. Con la masificación del automóvil, se construyeron quioscos con surtidores para proveer de gasolina a los automóviles; hoy Colombia consume más de 280 mil barriles diarios de combustible líquido. Entre 1922 y 1928 se habían importado 13,246 vehículos. Fue el inicio de la distribución de combustibles y de la industria automotriz. El país cuenta hoy con 5.000 estaciones y 12 millones de vehículos -sin contar las motos-, desde buses escolares y ambulancias, hasta vehículos de carga y pasajeros, que mueven al país y su economía.

Similar ocurrió con la aviación. Diez años después de que los hermanos Wright hicieran su primer intento de vuelo en 1903, llegó a Santa Marta el primer avión y en 1919 se creo la primera aerolínea, Scadta; los grandes ríos eran utilizados como pistas de despegue y acuatizaje. Y en 1928, Lindbergh, fue recibido como un héroe en Cartagena. Quién pensaría que cien años después -con Jet Fuel- la industria de aviación movilizaría 40 millones de pasajeros al año, interconectando a nuestro país y a éste con el exterior.

Pocos años después esta dinámica transformadora llegaría al campo reemplazando los caballos y los bueyes. Es decir, no fue exclusiva de las ciudades y las élites: se pondría al servicio de los campesinos, quienes encontrarían en los vehículos, tractores y arados una manera de optimizar su trabajo. Una revolución agraria en Colombia y el mundo.

En 1927, Colombia se convirtió por primera vez en exportador de petróleo; era el tercer productor de Latinoamérica y el octavo a nivel mundial. Cien años después del primer pozo, el país produce 860.000 barriles al día. Quién creyera que estamos a 5,6 años de perder la autosuficiencia en crudo y volver a ser importadores; similar en gas natural. De ahí la urgencia de impulsar la exploración en todo tipo de yacimientos. Un desafío que debería ser no solo de la industria y del Gobierno sino, de todos los colombianos.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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