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¿Y cuándo deciden los que votan?

Uno de los temas preferidos por los estudiosos del comportamiento electoral es...

11 de enero de 2014 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Uno de los temas preferidos por los estudiosos del comportamiento electoral es el de averiguar cuándo deciden los ciudadanos que ejercen el derecho del voto quién es su lista o su candidato presidencial preferidos. Cuando existían las lealtades partidistas, es decir, cuando había liberales y conservadores, y ello para toda la vida, era muy fácil anticipar los resultados. Las encuestas sobraban. Cada senador o representante sabía, en ocasiones con bastante precisión, con cuántos votos contaba. Y luego la suma de apoyos permitía anticipar el resultado de la votación presidencial. Alguna vez escuché una anécdota que contaba que unos consultores americanos le ofrecieron al presidente Alberto Lleras el método de las encuestas para decirle con anticipación quién sería el próximo presidente. Por supuesto, tratándose del Frente Nacional la filiación partidista estaba clara para las siguientes tres presidencias, no así el nombre del candidato. En el caso de la confrontación Rojas Pinilla-Pastrana y otros conservadores ya no era tan claro. Con todo, Alberto Lleras les habría dicho que sin ese instrumento él les podía vaticinar con certeza los próximos tres presidentes (!).Pero desde hace un buen tiempo dejo de ser así. Un electorado independiente, no matriculado para siempre con los partidos políticos tradicionales, lo que en la columna anterior denominamos un electorado crecientemente emancipado (expresión francesa), se ha ido constituyendo en el voto mayoritario, particularmente en las ciudades. En un trabajo académico sobre el voto urbano que publiqué con Claudia Lecaros en agosto de 1976, planteamos la tesis de que ya en Colombia contábamos con una importante proporción de votantes ‘disponibles’, es decir, votantes que podían ser conquistados como resultado de la dinámica de las campañas electorales. Y así fue ocurriendo en la campaña de Betancur, en la de Virgilio Barco (no obstante el Rojo Dale Rojo), en la de Gaviria, en la de Pastrana y, evidentemente, en las dos de Uribe.¿Estamos ante una elección senatorial (presidencializada) y una presidencial determinadas por el voto emancipado o disponible? Algunos dicen que ya el resultado es sabido, el presidente Santos ganará en la primera vuelta; otros menos optimistas dicen que en la segunda. Y los candidatos de otras fuerzas obran sobre la base de que nada está decidido, que la campaña influirá los votantes y que el resultado final está por verse. ¿Cuándo deciden los ciudadanos por quién votarán? Es un tema bien estudiado en otros países. En Francia, por ejemplo, se sabe cuáles son los principales momentos para esa decisión y cuántos ciudadanos lo hicieron cuándo. Veamos: En 1988, 76% lo hicieron muy anticipadamente; en 2007, tan sólo 51%. Durante la campaña lo hicieron 10% en 1988 y 27% en 2007. Y a último momento, 10% en 1988 y 22% en 2007. Es evidente que la campaña es cada vez más relevante. ¿Y dónde están mayoritariamente esos votantes disponibles o emancipados? Se trata del voto urbano. Las ciudades deciden. Claro, una más que otras. Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, etc, cada vez son más decisivas. De allí la importancia de los alcaldes, cuyos presupuestos, poder de contratación y nombramiento no están limitados para la elección presidencial por la ley de garantías. Tenemos mucho que aprender sobre el nuevo comportamiento electoral de los colombianos.

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