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¡Qué fracaso!

No hay para que revisar los libros, ni siquiera los que he...

13 de diciembre de 2014 Por: Fernando Cepeda Ulloa

No hay para que revisar los libros, ni siquiera los que he publicado, para cerciorarse del formidable fracaso de la lucha mundial contra la corrupción La conmemoración que se hizo esta semana pasó inadvertida, porque no había nada qué mostrar. Y no esta vez sino desde hace un buen tiempo.Las convenciones internacionales, solemnes, pretenciosas ahí están, pero los balances que muestren su eficacia no aparecen. Estos deberían ser los documentos que deberían divulgarse. ¿Alguien encontró alguno? Porque las encuestas tan solo registran el desastre o el fracaso pero no los resultados exitosos. Es una estrategia que merece un replanteamiento serio, de verdad, inspirado en los pocos éxitos y en la evaluación de los múltiples fracasos. Es que ya se publican libros que hablan de Kleptocracias y ello para referirse a un país de enorme importancia histórica y actual.La globalización ha sofisticado el fenómeno como lo describe muy bien Moises Naim en unos de sus libros.Un repaso de la prensa internacional de las últimas dos semanas revela la persistencia de este flagelo que afecta a países ricos, medianos y pobres: Portugal, España, Francia, Brasil, México, Argentina. No hay para que continuar la enumeración. Y, en el reciente pasado, superescándalos como el de Madoff o la crisis financiera mundial.Desde hace varios años hago el esfuerzo de convencer a las agencias multilaterales o a las que luchan específicamente contra la corrupción que es la hora de identificar cuáles han sido las estrategias realmente eficaces para entonces buscar la manera de adaptarlas a otros contextos. Vano intento. Uno se queda con la duda con respecto a la verdadera naturaleza de estas estrategias tan anunciadas y elogiadas. Como que lo significativo es la retórica y otros elementos que pueden momentáneamente impresionar, pero nada más.Es que lo que debería proclamarse es la lista de las estrategias exitosas, de los casos que se pueden multiplicar por su eficacia, y así de otras formas de lucha efectiva. Preguntaría, ¿y este año qué hay para mostrar? Más escándalos, ¿pero estrategias preventivas?Porque lo que sí es evidente es que el fenómeno de la corrupción se ha ido sofisticando de tal manera que el viejo recetario ya no sirve para mayor cosa. Entre nosotros, como en México, Guatemala, Perú, para mencionar países que han sido estudiados en esta nueva perspectiva, lo que vemos son configuraciones político criminales con métodos mafiosos que han transformado la corrupción en verdadero crimen organizado, en algunos casos, en una de sus peores manifestaciones, el crimen organizado con utilización de diferentes formas de violencia (homicidio, intimidación, extorsión). Bogotá ha sido un ejemplo escandaloso. A la vista del que quiera ver. En otros lugares el tema es más escabroso y no se escapa el sistema de salud, ni algunas universidades o colegios, ni fundaciones, ni el sistema judicial, etc.Colombia no fue así. Se trata de un comportamiento que no varía ante la publicación de algunos escándalos. Como que otros dicen yo sí sé cómo se hace, y el patrón se repite, es increíble. Aquí y en Cafarnaún.Quién es honesto y por qué ¿Es el ADN, es la familia, la educación, la religión, una combinación de todas estas? Es que hay mucha gente honesta. Y eso no se dice. No se analiza, no se publica.

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