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Pobres y solidarios

Más de 68.000 millones de dólares no es cifra despreciable. Aunque parezca...

18 de junio de 2016 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Más de 68.000 millones de dólares no es cifra despreciable. Aunque parezca mentira es la que se estima como contribución solidaria de los migrantes latinoamericanos a sus lugares de origen. Una expresión descomunal de solidaridad con sus países, sus familias y las comunidades locales. ¡Qué paradoja! Los que menos han recibido aportan esta suma extraordinaria al bienestar de sus países. El sacrificio es grande. Muchas veces el costo implica abandonar el círculo familiar o parte del mismo, para obtener ingresos en Estados Unidos, Canadá o Europa que les permita un mejor estar y un excedente que ayude a sus seres queridos en la lejanía. Por supuesto, existe una dinámica de progreso que, en ocasiones, implica traslado de otros miembros de la familia o una situación más holgada que incluye visitas mutuas. Un universo nuevo que no termina de explorarse.El Diálogo Interamericano, sobresaliente tanque de pensamiento en Washington, fue pionero en identificar esta fuente de recursos de desarrollo y bienestar familiar y de buscar, sistemáticamente, no sólo rebaja en el precio que diferentes agencias cobraban por el envío de estas remesas, sino formas de inversión que hicieran que estas fueran más significativas para los países y los familiares de los remitentes. Una remesa típica oscila entre los US$300 y los US$400 mensuales. Para algunos países de América Latina (aunque el fenómeno es global) la suma total de remesas puede llegar a más del 10% del Producto Bruto Interno. Es así para Belice, El Salvador, Jamaica, Haití. México, una economía mucho mayor, recibe US$24.771 millones, Guatemala US$6.285, Colombia US$4.639, Perú US$2.739. Son los estimativos para 2015 de un estudio en el que también participó el Diálogo Interamericano.Conviene preguntarse, ¿cuántos sectores de las exportaciones colombianas generan una cifra tan significativa? Brutalmente, se podría decir que la exportación de trabajadores es una de las principales industrias. También valdría la pena averiguar qué institución multilateral, por generosa que sea, ofrece a América Latina más de US$68.000 millones, sin necesidad de exigir reembolso.Se han promovido iniciativas para lograr que estos dineros cumplan con el generoso propósito de los migrantes: ayudar al mantenimiento de la familia y a la educación de los hijos o hermanos. Cadenas de supermercados y empresarios de la vivienda han imaginado fórmulas para que tales remesas rindan, se utilicen en mercados o en adquisición de vivienda o formas de ahorro que pueden resultar más benéficas en los países de origen que en aquellos donde habitan los remitentes.El 16 de Junio se conmemoró el Día Internacional de las Remesas Familiares, que bien vale la pena destacar. Pasó desapercibido, no obstante su sobresaliente significado humanitario y económico. El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida), que tiene un fondo de financiación para remesas, busca ideas imaginativas que permitan escalar el beneficio de las mismas. Por eso ha hecho una convocatoria para que se conviertan en inversiones con mayor rentabilidad financiera y social. Se propone disminuir el costo del envío, que fue el primer esfuerzo realizado desde el Diálogo Interamericano, por Manuel Orozco. También quiere lograr la inclusión financiera de los remitentes y sus familias y promover mejores alternativas de inversión. Fida está buscando propuestas. Ofrece entre US$200.000 y US$500.000 para aterrizar una buena propuesta. ¿Será que a nadie le interesa manejar financieramente más de US$68.000 millones?

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