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Constructivo

Hemos recibido dos noticias muy constructivas. En dos sectores bien diferentes, pero que tienen que ver con la construcción de la paz, que es la etapa que estamos viviendo después de la terminación del conflicto armado con las Farc.

14 de octubre de 2017 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Hemos recibido dos noticias muy constructivas. En dos sectores bien diferentes, pero que tienen que ver con la construcción de la paz, que es la etapa que estamos viviendo después de la terminación del conflicto armado con las Farc: la decisión que por unanimidad adoptó la Corte Constitucional con respecto al acto legislativo 02 de 2017, cumplimiento de lo pactado con las Farc; y la muy generosa donación de la familia Sarmiento para el estudio y el tratamiento del cáncer.

La Corte ha dado ejemplo de una actitud consensual en materia fundamental: la convivencia entre los colombianos, la superación de la violencia como herramienta de lucha, el reconocimiento de la competencia política civilizada, o sea, desarmada como fórmula para la solución de conflictos sociales, económicos, políticos, étnicos. Una tarea que se propusieron todos los presidentes desde Turbay Ayala. Virgilio Barco y Álvaro Uribe lograron éxitos parciales que mostraron el camino.

La Constitución del 91 consagró ese anhelo como un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento (artículo 22). Los presidentes, desde entonces, ya no podían eludir ese mandato. Y la Corte mucho menos. ¿Qué hizo la Corte?

Ponerle fin a una ambigüedad que venía alimentando el debate político y haciéndolo más confrontacional. Ha dicho lo obvio: el acuerdo no forma parte de la Constitución; no entra al bloque de constitucionalidad; debe ser respetado; y el Congreso tiene, como lo ha venido haciendo, la facultad de introducir reformas que, dentro del espíritu del Acuerdo estime convenientes. Respetarlo sí, reformarlo también, cuando sea el caso, respetándolo no sobra repetir.

La ambigüedad es un recurso vital en una negociación, así lo escribió uno de los principales asesores de este proceso, el británico Jonathan Powell, en su libro ‘Hablando con los terroristas, cómo ponerle fin a conflictos armados’ publicado cuatro años después de iniciadas las conversaciones secretas. Powell distingue entre ambigüedades constructivas, las que permiten alcanzar acuerdos cuando hay grandes diferencias sobre un tema, dejando para las circunstancias futuras su definitiva interpretación. Y ambigüedades destructivas, las que llevan luego a rupturas y mutuas recriminaciones. El paso del tiempo, nuevas realidades, facilitan el manejo de esas ambigüedades constructivas.

La Corte Constitucional está desempeñando una tarea, si se quiere, inédita. La de precisar el significado del acuerdo. Y eso fue lo que logró por unanimidad, una invitación al consenso.

Otra contribución inminente a la construcción de la paz: la familia Sarmiento hace la donación más grande en nuestra historia para atender, con los mejores recursos científicos, uno de los temas más críticos, el cáncer en sus múltiples manifestaciones. La declaración de Luis Carlos Sarmiento es un contundente mensaje de paz, de convivencia, de armonía social: “El servicio tiene que ser igual para todos. No puede haber una diferencia entre el que paga una plata o el que paga otra” (El Tiempo, 13 de octubre). Es el principio de igualdad en materia de salud. Está materializando un ideal esquivo. Ahí está un ejemplo egregio y oportuno.

Hacia el futuro tendremos nuevas precisiones por parte de la Corte Constitucional. Y, ojalá, donaciones tan generosas enmarcadas en una filosofía igualitaria. El empresariado tiene un emblemático ejemplo para imitar. Dos noticias refrescantes y muy positivas.

La Corte Constitucional mantiene así una línea jurisprudencial que la ha convertido en un punto de referencia.

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