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Consenso

Indispensable. Urgente. Dificilísimo asegurar gobernabilidad en un país donde no solamente las mayorías en el Congreso son esquivas o inexistentes sino que, además, el prerrequisito de un consenso político...

22 de marzo de 2019 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Indispensable. Urgente. Dificilísimo asegurar gobernabilidad en un país donde no solamente las mayorías en el Congreso son esquivas o inexistentes sino que, además, el prerrequisito de un consenso político ya no está presente.

No es que sea situación excepcional en las democracias contemporáneas. En Estados Unidos es evidente la crisis resultante de lo que allá denominan polarización. En el Reino Unido el debate en torno de su separación de la Unión Europea ha dado lugar a una ruptura política que habría sido inimaginable. Lo propio ha venido ocurriendo en España. ¡Y de Venezuela ni hablar!

El presidente Duque al anunciar las objeciones a la ley estatutaria propuso un consenso político. Ahora desde Chile ha reiterado esta opción.

En esta columna he citado un ensayo titulado ‘Desafíos políticos para el gobierno de Colombia 2018-2022’. Lo entregué hace más de un año y fue publicado en un libro que, promovido por Pedro Medellín, buscaba ofrecer algunas reflexiones para el Gobierno que resultara elegido. La ruptura del consenso se hizo evidente en el Plebiscito del 2 de octubre de 2016. Otras circunstancias vinieron después a profundizarlo. Y ahí estamos.

Estoy por encima de las beligerancias que nos han llevado a esta situación. Cada día más preocupante. En el ensayo mencionado escribí (febrero de 2018): “Colombia construyó un consenso el 1 de diciembre de 1957, cuando construyó el Frente Nacional. Colombia reformuló ese consenso cuando se elaboró y aprobó la Constitución de 1991.”

“Colombia no fue capaz de construir consenso en torno al Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto con las Farc. El Plebiscito del 2 de octubre de 2016 tradujo, en un resultado reñido, la ruptura del consenso con respecto a un tema fundamental, el de la superación de la utilización de la violencia por medio de las más diversas y crueles manifestaciones en la lucha política.

El Plebiscito del 2 de octubre de 2016 reveló la precariedad sobre la cual funciona la sociedad política colombiana. En primer lugar, tan sólo algo más del 36% de las personas que estaban capacitadas para votar, o sea del potencial electoral, expresaron su interés en el tema de la paz, por el ‘sí’ o por el ‘no’. Y tan sólo el 18% apoyó el Acuerdo.

Así se puso en evidencia el tema de la indiferencia que ya ha sido comentado, y el de la ruptura del consenso, así fuera precario, en un tema fundamental: un Acuerdo para ponerle fin al uso de las armas en la vida política”. (…) “Reconstruir el consenso es, no sólo en esta materia tan fundamental sino en otras muy significativas, una tarea urgente del próximo gobierno. Quizás la más urgente. Es que la ruptura del consenso sobre el Acuerdo ha ido generando rupturas del consenso con respecto a otras materias fundamentales como la Administración de Justicia, como el tema de la propiedad, como el de la expansión de los cultivos de coca y la manera de ponerle fin a este terrible flagelo, etc. La fragilidad del Sistema Político es cada vez más evidente”.

¿Gobernar sin consenso sobre temas fundamentales? Una proeza muy costosa. Normalmente inviable. Por eso reconstruirlo es una prioridad ineludible. Máxima. Estamos pagando un precio muy alto. Y este será aún mucho mayor. Toda la sociedad deberá comprometerse en esta tarea.

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