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Angelino Garzón, columnista El País
Angelino Garzón | Foto: El País

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Expresiones de participación ciudadana

Espero que esas extraordinarias expresiones de participación ciudadana que vimos el domingo 21 de abril, como muchas otras que también se han venido dando en Colombia, no vayan a llevar a los gobernantes a falsas interpretaciones...

23 de abril de 2024 Por: Angelino Garzón

Las exitosas y masivas marchas de diversos sectores de la población, realizadas el pasado 21 de abril en diferentes ciudades de Colombia, son una verdadera expresión democrática de participación ciudadana, tal como lo contempla la Constitución Nacional.

La respuesta a ellas, de parte del gobierno nacional, de los gobiernos regionales o locales, no puede ser el desconocimiento o la descalificación de las mismas con uno u otro pretexto, sino la de aceptarlas como una realidad de participación ciudadana y procurar con los principales promotores establecer un diálogo franco. Pero, ante todo, reconocer que existen improvisaciones, promesas incumplidas, baja ejecución presupuestal y ausencia de una lucha más frontal contra la corrupción, el despilfarro y la inseguridad urbana y rural.

En ese orden de ideas, es deber democrático de todo gobernante en Colombia, saber que el Estado, a todo nivel, no inicia ni termina con ellos y que, en más de 200 años de vida republicana, tanto los gobernantes anteriores, unos más que otros, como los diversos sectores de la población civil, han contribuido a su desarrollo y mejoramiento.

Lo contrario es desconocer hechos reales y visibles. Por ejemplo, en la salud no se puede improvisar y es necesario planear muy bien las acciones que se vayan a implementar porque, de lo contrario, se puede poner en peligro la vida de millones de personas. Incluso, aquellos que teniendo servicios complementarios o de medicina prepagada, el día en que las EPS intervenidas dejen de pagarle a los hospitales públicos y privados, pueden quedar sin los servicios de salud, incluyendo el suministro de medicamentos para enfermedades de alta complejidad.

Como al Estado no se llega a aprender y menos a improvisar, mi recomendación, muy fraternal al Presidente de la República, a su equipo de gobierno, a los gobernadores y alcaldes, es que por favor dialoguen y escuchen más a la gente y, ante todo, que procuren adelantar soluciones reales a sus necesidades en materia de infraestructura urbana y rural, en educación, salud, agua potable, empleo, medio ambiente, deporte, recreación, cultura, seguridad y convivencia pacífica.

Transitar por esa vía es lo mejor para toda persona que aspire gobernar bien en favor de la gente y no de los corifeos, familiares o amigos personales, a quienes lo único que les preocupa son sus intereses particulares o de grupo y no que el gobernante haga un buen gobierno en favor de todas las personas, empezando por los niños y los adultos mayores.

Espero que esas extraordinarias expresiones de participación ciudadana que vimos el domingo 21 de abril, como muchas otras que también se han venido dando en Colombia, no vayan a llevar a los gobernantes a falsas interpretaciones, como las de creer que todo aquel que los critica es su enemigo y que quienes lo respaldan son sus verdaderos amigos.

Reitero que con la concepción de enemigos o amigos no se puede gobernar bien en una democracia que, como la colombiana, está muy cruzada por hechos de corrupción, violencia, intolerancia política y muchas desigualdades sociales. En mi opinión, el camino es el del diálogo y entendimiento con todas las personas que habitan en la Colombia urbana y rural, así piensen o se expresen de manera diferente a los gobernantes de turno.

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