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Héroes discretos

En épocas en que el funcionario público se ha convertido en uno de los villanos de turno en el imaginario colectivo, resulta indispensable destacar a aquellos que hacen cosas notables.

15 de mayo de 2017 Por: Esteban Piedrahíta

En épocas en que el funcionario público se ha convertido en uno de los villanos de turno en el imaginario colectivo, resulta indispensable destacar a aquellos que hacen cosas notables.

Este es el caso de la saliente Gerente de Emcali, Cristina Arango. En 2012, cuando fungía como Directora de Hacienda Municipal, Arango canceló el contrato que entregaba la administración de los impuestos de la ciudad a la Unión Temporal Sicali, por cuya adjudicación ilícita en 2005 fue destituido el exalcalde Apolinar Salcedo. La tercerización de la gestión tributaria tenía postrado al Municipio: entre 2007 y 2012 el recaudo anual había caído un 14% en términos reales. Con la salida de Sicali, la Alcaldía recuperó la autonomía en la gestión de sus ingresos y éstos aumentaron de $713 mil millones en 2012 a $1,16 billones el año pasado.

En los 16 meses que Arango ha estado al frente de Emcali también ha logrado importantes resultados para los caleños. En el frente administrativo y financiero, la empresa mejoró en eficiencia. A pesar de la inamovilidad de sus costos laborales y otras inflexibilidades, la utilidad operacional aumentó un 13% en 2016, gracias a un agresivo control de los gastos administrativos y a la optimización, vía licitación competitiva, de contratos como los de compra de gasolina, seguros, y suspensiones, cortes y re-conexiones.

De igual manera, se fortaleció el cobro a clientes morosos, aumentando el recaudo de $22 mil millones en 2015 a $50 mil millones en 2016, y se renegoció la deuda con la Nación, logrando mejoras en el plazo y que ésta le devuelva a Emcali, vía inversión, $240 mil millones adicionales a los inicialmente pactados.

En el frente operacional, Emcali logró reducir, por primera vez en una década, las pérdidas de acueducto. Estas pasaron de 165 millones de metros cúbicos en 2015 a 155 millones en 2016 (el ahorro equivale a un mes de consumo). También se logró cerrar uno de los grandes frentes de vulnerabilidad de la empresa, y que le representó fuertes pérdidas a raíz del Fenómeno del Niño de 2014-2015: el descalce en la cobertura de compra de energía. Cuando llegó Arango, solo el 46% de la energía que requería la empresa para 2017 estaba asegurada; a fines de 2016 el 86% estaba garantizado. Incluso en el negocio más débil, el de telecomunicaciones, los clientes de internet aumentaron 8% y hubo un leve aumento en ingresos, cosa que no sucedía hacía años.

En cuanto al crecimiento futuro de la empresa y la ciudad, tras 10 años de parálisis, Arango deja las bases sentadas para llevar acueducto y alcantarillado a la zona de expansión del sur. Ya está en licitación la estación 'booster' para reimpulsar el agua hasta esa zona y también están listos los estudios topográficos. Una vez concluyan los diseños de acueducto y alcantarillado pluvial y sanitario, que están en curso, iniciarán inversiones por más de $300 mil millones. En energía, igualmente, se le dio viabilidad financiera al plan de expansión donde la red pasa de nivel de tensión de 34,5 a 115 kV, disminuyendo costos, mejorando calidad en el servicio y optimizando subestaciones. Hoy el proceso ya está en la etapa de precalificación de interesados para la licitación.

A pesar de estos avances, logrados en poco más de un año, y que merecen reconocimiento, Emcali sigue siendo una empresa débil, con notables deficiencias en el servicio y una cultura organizacional anquilosada. Si bien el deterioro viene de años atrás y en él todos los caleños tenemos, en mayor o menor medida, responsabilidad, el nudo gordiano está en la situación laboral que será tema de una próxima columna.

Sigue en Twitter @estebanpie