El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Triste contraste

En varias oportunidades he escrito sobre la importancia que representa para un país, así como para sus regiones y ciudades, contar con buenos gobernantes.

10 de octubre de 2021 Por: Ernesto De Lima

Recientemente, amigos que han visitado a Barranquilla y a Medellín me han comentado la gran diferencia existente entre esas dos pujantes urbes y nuestra querida Cali. Eso se debe al hecho de que en los últimos años esas dos ciudades han tenido en general buenos administradores, en contraste con lo que nos ha pasado a los caleños, ya que con dos honrosas excepciones, en los últimos treinta años, nuestros alcaldes han dejado mucho que desear, no solo por ser incompetentes, si no también por ser muy poco éticos.

Por ello, varios de ellos que antes andaban en vehículos de bajo costo, hoy circulan en camionetas blindadas de alta gama y algunos de ellos inclusive con escoltas, lo cual es difícil de explicar con los salarios que reciben los funcionarios públicos en nuestro país.

En varias oportunidades he escrito sobre la importancia que representa para un país, así como para sus regiones y ciudades, contar con buenos gobernantes. Así lo narran muy bien los autores del libro ‘Por qué fracasan las naciones’, en el cual se describe con toda claridad lo que ocurre en los países que han tenido la mala suerte de ser gobernados por personas ególatras, incompetentes y además corruptas, que se aferran al poder para enriquecerse a costa de empobrecer a sus conciudadanos como viene ocurriendo en varias naciones de nuestro vecindario.

Infortunadamente también pasa en Colombia y con bastante frecuencia. La elección popular de gobernadores y alcaldes, que en principio creíamos que era una buena forma de democratizar la administración pública, resultó ser contraproducente ya que personajes poco escrupulosos se adueñaron de varias de las gobernaciones y las alcaldías de muchas de nuestras ciudades como nos ha ocurrido en Cali.

Un ejemplo de la falta de gestión a la que me refiero es a la inexistencia de las vías requeridas para que los caleños nos podamos trasladar de un sitio a otro de la ciudad con la celeridad que todos esperamos. No como ocurre actualmente cuando trasladarse del Sur hasta el Oeste puede tomar más de una hora y si se desea seguir hasta el norte se deben agregar otros veinte o treinta minutos, dependiendo la hora en la cual se esté movilizando.

Lo anterior le resta por supuesto eficiencia tanto a nuestros trabajadores como a quienes ejercemos actividades empresariales, por el tiempo que debemos dedicar a trasladarnos desde nuestros hogares a los sitios en donde trabajamos, lo cual conlleva a una menor competitividad de las empresas aquí establecidas.

Pareciera que muchos de nuestros alcaldes no se dieran cuenta que en Colombia se venden anualmente entre 250.000 y 300.000 vehículos nuevos, de los cuales aproximadamente un 10% se comercializan en Cali.
Eso quiere decir que cada mes un poco más de 2000 de estos entran a engrosar el parque automotor de nuestras ya congestionadas vías, a lo que se suma el mal estado de muchas de ellas, ya que la tan cacareada labor de reparcheo anunciada por la actual administración municipal marcha a paso de tortuga.

Por lo anterior reitero lo que ya he mencionado anteriormente y es que las ciudades al igual que las empresas, requieren de administradores competentes y honestos para progresar. Un claro ejemplo de lo anterior es el de la empresa Fabricato que con el cambio de la anterior administración, este año comenzó a generar utilidades por primera vez en 50 años.