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‘La vida no vale nada’

La verdad es que aquí se cometen diariamente un sinnúmero de crímenes que en su gran mayoría quedan en la impunidad

18 de julio de 2021 Por: Vicky Perea García

Esa frase que pertenece a una estrofa de la canción ‘Camino a Guanajuato’ del compositor José Alfredo Jiménez, bien podría aplicarse en nuestro querido país. La verdad es que aquí se cometen diariamente un sinnúmero de crímenes que en su gran mayoría quedan en la impunidad, debido a nuestro ineficiente sistema judicial y a las instituciones encargadas de hacer las respectivas investigaciones que posteriormente se entregan a los jueces quienes deben valorar las pruebas y si las aceptan, proceden a impartir justicia.

Infortunadamente, algunos jueces son demasiado laxos. Recuerdo el caso de un trabajador de una finca que poseo en inmediaciones de El Bordo (Cauca), que hace un par de años asesinó a su esposa por sospechar que le estaba siendo infiel y acto seguido se presentó ante un juez de garantías de esa población y se declaró culpable del hecho. No obstante su confesión, el citado juez lo dejó en libertad de manera inmediata, instándolo a presentarse de nuevo cuando él lo requiriera, pero como era previsible, el hombre desapareció y por lo tanto ese crimen quedó en total impunidad.

Tal vez el caso más aberrante que igualmente recuerdo es el de un desalmado hombre que hace un par de años asesinó a martillazos en Bogotá a su compañera sentimental. Cuando fue detenido y llevado ante un juez se declaró inocente, alegando haber actuado en defensa propia y mostrando como evidencia los arañazos que tenía en su rostro, los cuales habían sido causados por la infortunada mujer al tratar de defenderse de su atacante. Pero lo increíble es que el ingenuo funcionario le creyó el cuento y lo dejó en libertad provisional, pero cuando lo requirió para continuar con el interrogatorio el sujeto había tomado la decisión de abandonar el país y nadie da razón de él, con lo cual el atroz crimen también quedó impune.

Sin embargo, tal vez lo más grave que ocurre en nuestro país son los más de cincuenta niños que mensualmente son asesinados, muchos de ellos después de haber sido abusados sexualmente y sus cadáveres son arrojados a los basureros públicos o a los ríos de la respectiva región en donde se comete el hecho y así sus autores muchas veces logran evadir la acción de la justicia.

Ni hablar de la violencia intrafamiliar que con frecuencia termina en feminicidios, destruyendo así miles de vidas y afectando a toda la sociedad. Y aunque nuestros flamantes Congresistas frecuentemente discuten posibles medidas para reducir ese terrible flagelo, no puedo dejar de preguntarme que esperanza podemos tener los ciudadanos de que eso ocurra, si uno de los más sonados senadores de la costa norte del país, que conforma parte del grupo de los no tan honorables ‘Padres de la Patria’, con relativa frecuencia es visto por los habitantes del edificio en donde vive con su esposa en Bogotá, golpeándola dentro del vehículo cuando llegan y discuten por alguna razón y él esta bajo los efectos del alcohol.

Con personajes como ese nunca vamos a lograr que esos condenables hechos que como ya mencioné, frecuentemente terminan en asesinatos, desaparezcan de las noticias que los colombianos estamos hastiados de escuchar casi diariamente.

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Coletilla. Paz en su tumba al inolvidable ser humano que era mi hermano, el médico gastroenterólogo Eduardo de Lima, quién falleció recientemente.