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Decisiones judiciales inexplicables

Creo haber sido uno de los primeros colombianos en proponer el nombre de Álvaro Uribe como candidato a la Presidencia de la República.

8 de septiembre de 2020 Por: Ernesto De Lima

Resulta muy difícil entender por qué la misma Corte Suprema de Justicia que dejó libre al criminal y exdirigente de las Farc ‘Jesús Santrich’,
permitiendo que a los pocos días se escapara para Venezuela con sus compinches ‘Iván Márquez’ y alias El Paisa, desde donde se dedicaron a crear nuevos grupos disidentes de su anterior grupo subversivo, ahora ordena el arresto domiciliario del expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez. Él nunca ha eludido los llamados de las autoridades judiciales para presentarse ante ellas, por lo que bien habrían podido dejarlo en libertad para que se defienda de los cargos que se le imputan.

Creo haber sido uno de los primeros colombianos en proponer el nombre de Álvaro Uribe como candidato a la Presidencia de la República. Lo hice por primera vez en el año 2000, al finalizar un desayuno organizado por Alianza Fiduciaria y Alianza Valores en el Club Metropolitan de Bogotá, al cual asistieron un gran número de personas. El conferencista era el entonces senador Uribe, quien nos habló sobre la Ley 100, de la cual él había sido ponente ante el Congreso Nacional.

Al final de esa conferencia pidió permiso para hablar sobre el proceso de paz que en ese entonces se estaba llevando a cabo con las Farc, el cual no parecía estar avanzando. Su intervención fue tan contundente que me llevó a comentarle al auditorio que en mi opinión ¡ese era el Presidente que necesitaba Colombia!

Entre el 2001 y el 2002 con amigos de varias ciudades del país trabajamos para impulsar su candidatura, cuando las encuestas mostraban al Dr. Horacio Serpa el candidato del liberalismo, con la mayor intención de voto para llegar a ese alto cargo y a la Dra. Noemí Sanín siguiendo muy de cerca en dichas encuestas. Posteriormente, a comienzos del 2004 apoyé con entusiasmo su posible reelección porque estaba convencido que era la mejor opción para nuestro país.

Pero no estuve de acuerdo con su intento de buscar su segunda reelección, para lo cual consiguió el apoyo de algunos personajes de ingrata recordación, como el exgobernador del Valle del Cauca Juan Carlos Abadía, acompañado de algunos de sus poco recomendables mentores políticos, quienes le causaron grandes pérdidas económicas a las finanzas del Departamento y a las de la CVC, nuestra autoridad ambiental, que con anterioridad se había distinguido por ser administrada con lujo de competencia y honestidad.

Paradójicamente, Abadía es actualmente uno de los jefes del liberalismo en la región, lo que demuestra el desprestigio de los partidos políticos tradicionales.

Sin embargo, no puedo dejar de reconocer que el expresidente Uribe salvó a Colombia de la hecatombe que agobiaba a nuestro país en el 2002, cuando era imposible salir al campo por el riesgo de ser secuestrado. En aquella época los grupos subversivos, principalmente las Farc y el Eln, secuestraban en promedio cerca de diez personas cada día.

Al asumir la Presidencia, Uribe se dedicó a continuar fortaleciendo las Fuerzas Militares y de Policía, labor que había iniciado el expresidente Pastrana, gracias a la colaboración de los Estados Unidos con el inicio del llamado Plan Colombia, logrando una importante recuperación de nuestra economía y atrayendo de nuevo la inversión extranjera.