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Reflexiones y preguntas

Como todos los años, la disminución del acelerado paso de los eventos con el receso de la Semana Santa nos brindó la oportunidad de hacernos reflexiones y formularnos preguntas sobre el diario discurrir nacional.

23 de abril de 2019 Por: Emilio Sardi

Como todos los años, la disminución del acelerado paso de los eventos con el receso de la Semana Santa nos brindó la oportunidad de hacernos reflexiones y formularnos preguntas sobre el diario discurrir nacional. En desorden planteo algunas de ellas.

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Es inevitable reflexionar sobre los daños causados por la minga indígena que bloqueó una de las vías más importantes de Colombia y por casi un mes aisló del resto del país a varios millones de compatriotas. Desde grandes empresas exportadoras hasta los más humildes campesinos sufrieron enormes pérdidas por cuenta de una acción abiertamente ilegal y agresiva de unos despistados liderados por un puñado de desadaptados. Y si hay un agravante, es que fueron precisamente los más humildes quienes más sufrieron por cuenta de este atropello mansamente tolerado por las autoridades.

La pregunta obvia es quién va a resarcir a los damnificados por este delito abierto y flagrante. Y la respuesta es que deben hacerlo tanto los organizadores y promotores del delito, como responsables que son de él, y el Estado que no obró con diligencia para proteger a los ciudadanos de la acción de esos delincuentes. Por eso, los damnificados deben demandar a los organizadores del bloqueo, quienes por cierto no tendrán problema para pagar pues es bien sabido que, como compensación por su accionar delictuoso, el Gobierno convino hacerles entrega de un rescate de cientos de miles de millones de pesos. Y obviamente también deben demandar al Estado que no cumplió su deber de protegerlos.

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La secretaría de ‘inmovilidad’ municipal demostrando una vez más su escaso interés en el bienestar de los caleños, mantuvo el ‘pico y placa’ durante la Semana Santa, cuando muy pocos vehículos circulaban por la ciudad. Al pensar en el tema, surge una pregunta. Por las calles caleñas circulan miles de automotores con placas de otros municipios, entre ellos buena parte de los de transporte pirata y de los de alta gama. Dado que sus propietarios prefieren que sus impuestos no se destinen a las vías de Cali, ¿por qué no se les aplica un ‘pico y placa’ más amplio que el que sufren los vehículos que pagan aquí?

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Tengo en mi poder dos billetes de $2.000 emitidos el 29 de agosto de 2015, ambos identificados con el número AA31112994. Y conozco otras parejas de billetes gemelos idénticos. Caben varias preguntas: ¿Se está autofalsificando el Banco de la República? ¿Quién recibe y posteriormente distribuye los segundos billetes con las mismas identificaciones? ¿Quién gana qué?

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Es imposible no reflexionar sobre la Universidad del Valle, en algún momento líder entre nuestras entidades de educación superior y motivo de orgullo regional. A través de los años ha producido excelentes profesionales en ramas que van desde la medicina a la economía y la ingeniería. Y con seguridad aún hoy cuenta entre sus estudiantes con excelentes personas ansiosas de obtener una buena educación.
Pero la imagen de los estudiantes serios se ve ensuciada por los vándalos que usan a la Universidad de base para atacar a los transeúntes y generar el caos en su vecindario. Y por los ‘jóvenes’ treintañeros estudiantes y exestudiantes a quienes se les estallan los explosivos en las manos. Es ineludible preguntarse por qué el rector prefiere proteger la ‘autonomía universitaria’ de estos sujetos a la de quienes simplemente quisieran recibir una buena educación ahí.