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Graduando matriculados

En otras palabras, un estudiante con matrícula de costo cero en una universidad estatal tarda dos años más en graduarse que quienes asisten a las no estatales.

29 de junio de 2021 Por: Emilio Sardi

Es muy buena la decisión del Gobierno de llevar a cero las matrículas de los estudiantes de los estratos menos favorecidos en las instituciones estatales de educación superior. La educación es indudablemente el arma más fuerte con la que cuenta una sociedad para reducir la inequidad, y facilitar el acceso de estos sectores a la educación universitaria debiera considerarse una prioridad nacional. Tanto así, que debiera estudiarse ampliar este beneficio aún a estudiantes de otros estratos que, por circunstancias especiales, estén también en condiciones de vulnerabilidad económica.

Pero estos beneficios requieren el cumplimiento de unas obligaciones básicas de quienes los reciben, de las cuales la mínima es graduarse. Y hacerlo en forma expedita, sin demoras injustificadas, con el fin de liberar los puestos que ellos ocupan para otros colombianos que también aspiran a recibir esa misma educación. Eso no está sucediendo en Colombia.

Al comparar el número de graduados en 2019 en cinco de nuestras más importantes universidades estatales (Nacional, de Antioquia, del Valle, Industrial de Santander y del Quindío) con el número de estudiantes matriculados, se encuentra que solamente un 13,2% de los matriculados se graduó. Esto quiere decir que, en promedio, un estudiante de pregrado tarda 7,6 años en graduarse de esas universidades. ¡En la que más se demoran en graduarse entre estas cinco, la del Valle, la carrera promedio toma 8,4 años!

Otro es el caso de las universidades no estatales, dirigidas por fundaciones sin ánimo de lucro. Al tomar cinco de primera línea de estas (Los Andes, Javeriana, Rosario, Eafit e Icesi), se encuentra que el 17,7% de los matriculados en 2019 se graduó, lo que quiere decir que a un estudiante le toma en promedio 5,6 años graduarse de ellas. En otras palabras, un estudiante con matrícula de costo cero en una universidad estatal tarda dos años más en graduarse que quienes asisten a las no estatales.

Y ni qué hablar de los costos. Al comparar las dos más reconocidas de cada grupo, se encuentra que el costo anual de un estudiante se puede estimar en $32,4 millones en la Universidad Nacional y en $32,2 en Universidad de los Andes. Pero lo realmente determinante no es el costo anual por estudiante sino el costo total de graduarlo. El tiempo promedio para graduarse en Los Andes es 4,8 años, que multiplicado por el costo anual da un costo total por estudiante graduado de $154 millones. En la Nacional, el tiempo promedio para graduarse es de 7,95 años, lo que conduce a un costo por estudiante graduado de $257 millones.

La conclusión es clara. Está muy bien que las matrículas de los menos favorecidos sean gratis en las universidades estatales. Pero está muy mal que quienes reciban ese beneficio de la sociedad se demoren tanto en graduarse. Esta demora, además de implicar un sobrecosto brutal, les quita cupos a muchos otros que también debieran tener acceso a esas universidades.

Son dos los caminos a seguir. Por un lado, debe acortarse el tiempo que se están tomando los estudiantes en graduarse de las universidades estatales. Por el otro, se deben establecer mecanismos de financiación oficial para las universidades no estatales que les permitan a estas recibir estudiantes en vulnerabilidad económica con matrícula cero. Esto es claramente más eficiente para el país que condenarlos a la demora de las estatales.