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Conejo especial

En contra de lo que tantos dicen, no es malo todo lo...

20 de enero de 2016 Por: Emilio Sardi

En contra de lo que tantos dicen, no es malo todo lo que han acordado los plenipotenciarios que están negociando en La Habana los términos de la capitulación de Colombia. En el caso de lo que han llamado “justicia especial”, por ejemplo, los comandantes de nuestras Fuerzas Armadas han manifestado gran satisfacción con lo que La Habana ha autorizado ofrecerles a nuestros militares.Informa la prensa que: “Entre los militares activos y retirados cayeron bien propuestas como la de que no se tendría que admitir responsabilidad alguna por hechos no cometidos para lograr la revisión de procesos; las claridades frente a la línea de mando y que, además, de entrada el documento marca distancias sobre la legalidad del accionar de la Fuerza Pública y de la guerrilla de las (sic) Farc. …Frente a las claridades sobre las responsabilidades penales y la cadena de mando –considerado uno de los grandes avances del modelo- los militares lo ven como una salvaguardia necesaria. ...‘El documento es muy claro en la responsabilidad del mando, y dice que ningún comandante será responsable por los actos de sus subalternos’ sin que haya habido plena prueba de esto, resaltó el comandante de las FF.MM.”Es comprensible el entusiasmo de los militares. Por años asediados por la violenta guerra jurídica desatada en su contra, víctimas de torcidas teorías jurídicas, de innumerables falsos testigos y de juicios torticeros emitidos por funcionarios judiciales de muy cuestionable respetabilidad, es apenas natural que les ilusione la posibilidad de que se les dé un tratamiento digno, basado en la justicia y la equidad. El mismo que, en esencia, reciben las fuerzas armadas de países como los de la Ocde, club al que supuestamente aspira Colombia a ingresar, y cuyo ejemplo, en este caso, haría bien en imitar. Para los colombianos, en general, reconforta saber que existe una esperanza de que quienes defienden su institucionalidad puedan llegar a ser juzgados rectamente, y no partiendo de ideologías viciadas, como ahora.Pero hay que entender que esa propuesta no es de cumplimiento automático. Voces autorizadas de distintas vertientes han señalado que serían muchos y duros los trámites para implementarla. Y hay que tener claro que aunque la propuesta pueda haber sido aprobada por La Habana, no necesariamente ha sido avalada por el aparato judicial. Aparato este en el que laboran innumerables hombres y mujeres de gran valor y rectitud, pero que también incluye a quienes, abusando de su posición, han conducido la guerra jurídica contra nuestros militares que mantiene injustamente condenados o procesados a cientos de oficiales y soldados, como el general Arias Cabrales o el general Uscátegui, hoy condenado a 37 años por una supuesta omisión en una supuesta masacre en la que se han comprobado más testigos falsos que víctimas, ocurrida en un territorio sobre el que él no tenía ni mando ni jurisdicción.Sólo la Farc y Maduro tienen peor imagen ante los colombianos que la Corte Suprema y la Corte Constitucional. Hace un tiempo, un presidente de la Corte Suprema, el honorable magistrado Ibáñez, le notificó al país que este sería el siglo del gobierno de los jueces. La lógica indica que es necesario también negociar con ellos para seguir hablando de la “justicia especial”, si no se quiere exponer a nuestras Fuerzas Armadas a que, al final, les pongan un conejo muy especial.