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Moción de censura

Enfrentar zorros como Robledo y muchos otros requerirá de sagacidad, coraje y estudio. Es una oportunidad para que nuestros jóvenes congresistas demuestren su talante.

28 de septiembre de 2018 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Se aproxima un duro momento para este juvenil gobierno: el debate que espera hacer dimitir al ministro Carrasquilla como consecuencia de una moción de censura promovida por el senador Jorge Robledo, quien busca unir la izquierda y los independientes.

Se dirá que por allí pasaron personajes tan diversos como el mindefensa Santos, el ecologista Mayr, nuestro magnifico Luis Ernesto Mejía o el carismático Diego Palacio y todos salieron indemnes. ¡Mucho cuidado con esa cómoda comparación!

Esta vez se está inaugurando el estatuto de la oposición; la izquierda viene crecida en su soberbia con los guarismos electorales de Petro, hoy en el Congreso; las mayorías gobiernistas son débiles, y como si fuera poco, el presidente Duque está empeñado en construir una cultura política en la que desaparezcan los beneficios especiales a los congresistas, llámense mermelada o auxilios parlamentarios, entre otros sofismas. Valiente apuesta que tiene sentido acompañar pues la burocracia como incentivo a los políticos, derivó en feudos en los que el emperador no era el bien común, sino el congresista corrupto.

En los debates del pasado, frente a opositores débiles, se erigían en el Congreso guardianes del gobierno quienes por agradecimiento pasado o potencial con este o con el ministro citado, se convertían en férreos guerreros que con sus bancadas armaban un fuerte inexpugnable.

¿A cambio de qué lucharán ahora? Cómo contestarán cuando regresen a la provincia y les hagan las dos preguntas más frecuentes que le hacen a un político: “¿Qué consiguió para su región?” y “¿A quién ha ayudado de sus electores?”. La primera pregunta se contestaba con presupuesto y la segunda con burocracia. El reto es muy interesante: enarbolar una nueva forma de hacer política, con ideales y grandeza, pero el gobierno también deberá comprender que hay casos de justicia para darle solución a los problemas regionales representados por sus congresistas y que se debe construir una nueva dirigencia pública basada en las regiones y con gente decente que le guste la política y el servicio comunitario.

Enfrentar zorros como Robledo y muchos otros requerirá de sagacidad, coraje y estudio. Es una oportunidad para que nuestros jóvenes congresistas demuestren su talante.

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