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Lecciones de La 14

Omitir esta sucesión es gravísimo pues dejarlo al libre albedrío de las nuevas generaciones termina generando conflictos de prevenciones, egos, o lo que es más triste, que familiares muy valiosos prefieran mantener un perfil casi que oculto para evitar roces familiares. Lo sucedido nos deja mucho por aprender.

19 de noviembre de 2021 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

La liquidación de la entrañable empresa vallecaucana dará para robustos ‘casos de estudio’, como le llaman las facultades de administración a estos eventos críticos en el mundo de los negocios que dejan tantas lecciones. Me atrevo a adelantar algunas por considerarlas útiles para nuestros emprendedores:

- Nadie se las sabe todas: se precipitan quienes señalan a las nuevas generaciones Cardona como incapaces de preservar el éxito de La 14.
Los retos y las decisiones complejas arrancaron en vida de don Jaime. Es frecuente que estos exitosos hombres de negocio hechos a pulso, piensen que la visión y tenacidad con la que construyeron patrimonio, es vara mágica para todo tipo de actividad que emprendan. Se encuentran además que el poder económico genera oportunistas y aduladores que aplauden todo lo que hace el empresario o callan ante sus errores inminentes. Tener juntas directivas serias con miembros independientes es esencial con directores que tengan la información, coraje y buenas maneras para plantear oportunamente los riesgos económicos, jurídicos o reputacionales de las temerarias decisiones que plantea el patriarca.

- Nadie es eterno en el mundo: si lo único seguro es la muerte, debería ser obligatorio que todo empresario tenga escrito su plan de contingencia. Es frecuente escuchar “cuando yo muera, ellos verán como arreglan sus cosas”. No es sensato ignorar los problemas futuros para evitar conflictos entre socios, o entre sus hijos de diferentes relaciones o incluso entre quienes han sido cónyuges. Hay abogados con gran experiencia para plantear alternativas y soluciones debidamente sustentadas sirviendo de pararrayos al patriarca. El reto debería ser transmitir los patrimonios y las experticias que lo hicieron exitoso, y no los problemas que usualmente acaban con la unidad familiar o con el vínculo societario.

- Los liderazgos familiares se asignan: es obligatorio prever la sucesión del liderazgo familiar. El mayorazgo automático funcionaba en sociedades antiguas, pero no hoy, cuando se requiere preparación académica y sobre todo fortalezas orientadas hacia los sectores donde la familia tiene las inversiones. Usualmente, los patriarcas saben quién tiene las condiciones óptimas o incluso, si ninguno las tiene en cuyo caso debe prever el mecanismo para escoger el externo que maneje el patrimonio familiar.

Omitir esta sucesión es gravísimo pues dejarlo al libre albedrío de las nuevas generaciones termina generando conflictos de prevenciones, egos, o lo que es más triste, que familiares muy valiosos prefieran mantener un perfil casi que oculto para evitar roces familiares. Lo sucedido nos deja mucho por aprender.

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