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La lección de Suez

Gobiernos soberbios y despectivos con el virus como el de Trump se derrumbaron frente al diminuto enemigo

2 de abril de 2021 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Como si fuera poca la lección de humildad y de reflexión sobre el desastroso manejo que le estamos dando al planeta, a la pandemia, con todos sus efectos, se le sumó la crisis del canal de Suez, el paso más lógico para unir Asia y el medio Oriente con Europa y la costa este de Estados Unidos.

La pandemia nos ha mostrado el riesgo de las investigaciones arrogantes e irresponsables, cuyo más mínimo error de manipulación puede generar mutaciones incontrolables como las vividas en 2020 y quién sabe hasta cuándo. Ni el esfuerzo mancomunado de las naciones juntando científicos y laboratorios ha logrado reducir el impacto del virus.

Naciones ejemplares en vacunación siguen viendo incrementar contagios y muertes pues la velocidad del virus va delante de sus medidas profilácticas. Gobiernos soberbios y despectivos con el virus como el de Trump se derrumbaron frente al diminuto enemigo. Mientras escribo esta columna tambalea el de Bolsonaro en Brasil pues su ineficacia en el manejo de la salud, lo ha llevado a merecer el calificativo de “genocida”.

La inteligencia humana, la academia y la ciencia, están siendo vapuleadas diariamente ante la arremetida del virus y sus transformaciones.
Entretanto, el hombre en su encierro, revisa su vida, lamenta sus excesos y mira al cielo, pidiendo misericordia divina ante las nuevas circunstancias.

Esta semana finalmente se logró solucionar el encallamiento en el Canal de Suez del portacontenedores Ever Given, con 220.000 toneladas a bordo. Como lo dijo el New York Times “el buen funcionamiento comercial mundial quedó pendiendo de un hilo” durante una semana.
Muchos marinos en su desespero tomaron la ruta del sur de África con incremento de días y exorbitantes costos de combustible. Era increíble pensar que las inteligencias logísticas y de ingeniería del planeta, fueran incapaces de “deslizar la ballena gigante de vuelta al agua” como lo afirmó Peter Berdowsky, representante de los dueños del Ever Given.
Repentinamente, apareció la llamada ‘superluna de los gusanos’, nuestro satélite natural que tuvo uno de los más fuertes acercamientos a la tierra generando un efecto gravitacional que hizo subir las mareas casi medio metro, con lo cual se pudo s desatascar el canal después de 6 días de bloqueo.

Jamás la luna había sido más brillante ni los marinos más respetuosos del poder de la naturaleza. Ellos también miraron al cielo, a dar gracias a su dios y al nuestro, a quien le pedimos en esta Semana Santa su bendición.

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