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¿Hacemos feria o no?

La comunidad no perdonaría que una necesidad de recreación colectiva se convierta en oportunidad de algunos pocos para hacer negocios ilícitos. Que el baile sea en las calles y no el de unos pocos en las puertas del infierno.

17 de septiembre de 2021 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Es fácil emitir opiniones desde la administración o desde la opinión pública sobre la inconveniencia de realizar feria de Cali. “¿Para que se hagan más contratos dudosos?”. “¿No será mejor invertir en proyectos que Cali requiera?”. “¿Sí estaremos para fiestas después del bloqueo y sin que haya terminado la pandemia?”.

Otros consideramos que si algún evento debe acompañar la reactivación económica, es la Feria de Cali para fortalecer la reactivación anímica. No hacerla, no solo sería un contrasentido a la recuperación, sino que sería una decisión depresiva. Con los cuidados por el covid es la oportunidad para reemplazar los artistas internacionales y darle el chance a los locales para que sean de estos los ingresos. Alrededor de la feria hay una gran cadena de prestadores de servicio que se benefician, además de los intérpretes y bailarines: restaurantes, meseros, sonido, luces, modistas, taxis, hoteles, orquestas, comercio, ventas ambulantes, en fin, una larga lista que mueven, según un estudio reciente adelantado por la Universidad Javeriana, cifras cercanas a 400 mil millones de pesos.
Muchas de estas empresas generan empleo, que en estas épocas es una bendición.

De otra parte, la bioseguridad es una oportunidad pues no es momento de megaeventos sino más bien de atomizarlos para que lleguen a los diferentes sectores de Cali. En los planes del Corfecali de hoy, hacer eventos en el Oriente es una prioridad. Adicionalmente es la oportunidad para integrar a los jóvenes a actividades recreativas y lúdicas que además sean escenario de integración social. La feria está llamada a ser un aglutinador cultural y motivo de orgullo sobre la esencia de la caleñidad, con todas sus expresiones musicales, desfiles, cocinas ancestrales, reuniones familiares y de amigos.

Una buena feria es además la oportunidad para que Corfecali recupere su razón de ser y sea el ente promotor y ejecutor de diversas actividades, entre las cuales la Feria es la más importante. Así la creamos hace 30 años en la administración de Germán Villegas con épocas honrosas como en la gerencia de Luz Adriana Latorre. Tengo confianza en que bajo la dirección de Argemiro Cortez, Corfecali pueda recuperar su prestigio. Para esto se requiere del pronto apoyo económico de la administración municipal pero además que este ciclo se caracterice por la pulcritud y transparencia.

La comunidad no perdonaría que una necesidad de recreación colectiva se convierta en oportunidad de algunos pocos para hacer negocios ilícitos. Que el baile sea en las calles y no el de unos pocos en las puertas del infierno.

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