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El antiglamour en furor

Así como coincidimos en la belleza de sol despidiéndose sobre el mar, también es muy discutible si un viejo árbol solitario, sin hojas, en medio del paisaje, es un contraste estético que la naturaleza regala o es un rezago de melancolía .

15 de junio de 2018 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Se hizo complicado definir la estética y el buen gusto. Sin duda son elementos subjetivos. Así como coincidimos en la belleza de sol despidiéndose sobre el mar, también es muy discutible si un viejo árbol solitario, sin hojas, en medio del paisaje, es un contraste estético que la naturaleza regala o es un rezago de melancolía que algunos lamentan entre el verde generoso. Todo va en gustos. A veces es difícil explicar por qué estamos obsesionados por alguien, quien sin duda, no tiene los atributos físicos usuales. Mejor no explicar las tragas y hasta mejor nos va.

Pero lo que más sorprende es que se vuelva tendencia aquello en lo que casi todos coincidimos que es horroroso y sin embargo sigue siendo moda.

¿Son bonitos los pelos azules o zapotes? Seguramente reflejan el deseo de marcar diferencias, pero en ningún caso invitan a exaltarlos por bonitos. Aplaudimos a veces su locura, mas no su belleza. Y si como dice José José, “hasta la belleza cansa”, esto sí que es cierto para el pelo azul.
¿Qué tal los hombres con moñita atrás? Eso tuvo su cuarto de hora hasta que apareció David Murcia DMG quien con su look caqueteño derribó el sueño de aquellos calvos que querían demostrar que sí tenían pelo pa’moña, así fuera atrás.

¿Dónde me dejan los pantalones rotos? Recuerdo cuando eran ‘bluejeans’ y entre más azules, mejor. La pobreza se veía en los muslos descoloridos, hasta que la pobreza se hizo moda y se fueron destiñendo. Tanto, que romperlos fue el paso siguiente y hoy es difícil saber si el jean roto es un segundazo de un habitante de la calle o al revés.
Algo parecido pasó con las nalgas, donde las exageraciones de los quirófanos son tales que puede suceder lo de los jeans, que la pobreza de pompis termine siendo atributo.

En esa misma línea va el bótox. Señoras de bella madurez, que buscan votos de juventud. Comienzan con unos coquetos pómulos, que a las semanas se bajan compitiéndole a Kiko el del Chavo, y como la fuerza de la gravedad es inevitable, siguen bajando y parecen paperas, que pone en polvorosa cualquier admirador prevenido.

¿A dónde llegaremos tratando de marcar diferencias? ¿No estaremos en mora de hacer el cambio desde adentro de nuestros espíritus? Allí está la verdadera belleza.

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