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Deportistas contra golosos

Me hicieron creer el cuento que los deportistas eran eternos. Que el ejercicio diario era realmente la fórmula de la eterna juventud.

7 de junio de 2019 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Me hicieron creer el cuento que los deportistas eran eternos. Que el ejercicio diario era realmente la fórmula de la eterna juventud.

Con los años comencé a ver lo impensable. Cada vez visito más amigos a quienes les operan la rodilla víctimas del desgaste de meniscos por su actividad deportiva. Otros, por los accidentes esquiando. Tengo allegados sordos como consecuencia de haber practicado el tiro. Los eternos trotadores derivan en mil problemas entre los cuales las tetillas más descolgadas son el mal menor entre dolencias óseas, musculares y cardiovasculares. Precisamente, estos últimos han causado la muerte en canchas de fútbol, básquet, tenis y voleibol.

Basta mirar las noticias: “CNN, ¿Por qué los deportistas de alto rendimiento sufren fallas cardíacas?”; “Atleta rusa de 21 años muere de paro cardíaco en prueba deportiva (El Tiempo)”; “Muerte súbita en el deporte: qué es y cómo prevenirla”.

La lista de futbolistas muertos en su práctica es inmensa: Antonio Puerta, el defensor del Sevilla, a los 22 años. Jairo Nazareno, del Chimborazo de Quito (se aclaró que el nombre del equipo no tuvo que ver con su deceso). El inolvidable Juan Gilberto Funes murió en el campo de juego en 1992 y recordamos a Marc Vivien Foé, de Camerún quien falleció en 2003 durante las semifinales de la Copa Confederaciones frente a Colombia.

El asunto es tan complejo que la Fifa admitió que entre 2007 y 2012 84 futbolistas fallecieron durante la disputa de un partido en todas las canchas del mundo.

Alarmado con las relaciones entre el deporte y la muerte decidí investigar el lado opuesto: los riesgos de comer rico. Increíblemente encontré un estudio de Jama Journal of Medical Association el cual determinó que la gente ‘repuestica’, no obesa, tiene mayores posibilidades de ser longeva que los flacos.

Busqué entonces qué tanta gente ha fallecido comiendo uno de mis platos favoritos: el chicharrón. Solo encontré un caso, el de una mujer de 35 años quien falleció ahogada en México, en la Taquería Luna, mientras comía algo parecido a nuestras marranitas. Se ahogó con el delicioso cuerito. Su novio no alcanzó a salvarla. Averigüé sobre ellos y me enteré que estaban celebrando juntos lo bien que les había ido en una maratón en DF el día anterior.

Pobre muchacha. ¡Una víctima más del deporte!

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