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‘Black Friday’

Pero eso es allá, pues entre los colombianos en este año, tenemos muchas cosas con el precio por el piso. He aquí algunas de esos elementos, que en el pasado estaban por las nubes y hoy están a precio de ganga

24 de noviembre de 2017 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Con diferentes explicaciones sobre el origen de esta fecha comercial, los norteamericanos celebran el día siguiente al ‘Thanksgiving’ una rebajona impresionante con la cual se da la apertura al periodo navideño.

Precisamente, una de las justificaciones históricas es que después de un año de penurias económicas y con los números en rojo, a partir del día de acción de gracias y con los regalos y las comilonas de integración familiar, este viernes se convirtió en el primero en voltear los números a ‘negros’, razón que justificaba su nombre de ‘Black Friday’. Pero eso es allá, pues entre los colombianos en este año, tenemos muchas cosas con el precio por el piso. He aquí algunas de esos elementos, que en el pasado estaban por las nubes y hoy están a precio de ganga:

La reconciliación: la polarización en las posiciones políticas hizo que el ánimo de concertación se viniera abajo. Las posibilidades de construir un norte en consenso son cada vez más escasas. Las pasiones alrededor de los nombres y no de las ideas han hecho perder la ponderación para encontrar mejores caminos. En temas como el de la implementación de los acuerdos de paz hay tantos criterios personalistas que el horizonte, que requiere grandeza y pragmatismo, está enrarecido.

Es tan triste este panorama que nos negamos a comprender que hay personas de centro, objetivas y bien intencionadas, que cumplen ese papel de concertadores. El padre Francisco de Roux es un ejemplo, como le describe muy bien su hermano Antonio en una afortunada crónica para ‘Las dos orillas’. Lamentablemente pocos compran reconciliación y en la época electoral que se avecina, menos.

Los partidos políticos: Están a ‘huevo’. Recientemente mi hijo me confesó que quería pertenecer a un partido político opuesto al mío y confieso que no encontré un argumento para invitarlo a que se quedara a mi lado, como lo hubiera hecho hace varios años cuando hasta la vida la arriesgábamos por los ideales y por quienes los enarbolaban.

La majestad de la justicia: otro elemento que los pícaros codiciosos bajaron del Olimpo al sótano de los supermercados. ¡Desvergonzados!

Esta lista podría seguir…

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