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¡Abajo Slim!

Si por el título se cree que voy a hacer una diatriba...

7 de enero de 2017 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Si por el título se cree que voy a hacer una diatriba contra el magnate mexicano, lamento desencantarlos. Mi problema viene desde que empezaron las novenas navideñas y las fiestas de fin de año y con ellas la variedad de comida. Muchos placeres eran solitarios como tantos que hay en la vida, la lectura por ejemplo, pero ahora todo es en maridaje. ¿Cómo comer torta negra sin ponerle una (o dos) bolas de helado? ¿Cómo tomarse un vino tinto sin buen pan? ¿Cómo buen pan sin aceite de oliva? ¿Cómo no agregarle a este unas lonjas de jamón, así sean de Pasto? ¿Cómo dejar ir un dulce desamargado? Pero imperdonable dejarlo ir solo. Teníamos que agregarle manjarblanco. Qué triste un pandebono íngrimo. Eso va con una Popular y esta exige por lo menos dos pandebonos. Como si fuera poco, alguien se inventó que nada más sexy que abrir un pandeyuca y rellenarlo de manjarblanco. Erótica conjunción y como tal, pecaminosamente engordadora.Y los buenos postres se hicieron múltiples. Yo veo la palabra ‘Mena’ o ‘Dolce Stella’ y todo se me estimula. La gente llega con diversos postres de allí, o de Zahavi, o el red velvet de Elvira Vallejo o la torta de chocolate de Melba de Gómez y claro, terminamos comiendo de cada uno y hasta repitiendo. ¿La consecuencia? Todo se abultó y como dice el meme, el ‘regordimiento’ es total. ¿La ilusión? Que la ropita que nos trajo el Niño Dios nos disimulara la nueva talla, pero es todo lo contrario: se inventaron los malditos ‘custom fit’ y los ‘slim fit’ con lo cual solo aquellos escuálidos, mal alimentados, que creen tener cuerpos perfectos pueden ponerse la nueva ropa. Es posible que se me note algo de envidia pero es que ¡no hay derecho! Les doy un ejemplo, uso camiseta interior blanca. Cuando me pongo la slim creo verme muy bien, pero es porque he dejado de respirar. Cuando suelto el aire todo se acomoda a la realidad. Las tetillas bajan, los bananos surgen y el maniquí de hace dos minutos comienza a parecerse al muñeco de Michelin. Si me la dejo, estaré todo el día ahogado, como que tuviera una pieza ortopédica ante fractura de costillas.Por esta odiosa coincidencia, la Navidad que da calorías pero nos castiga con este nuevo embeleco, grito ¡abajo slim!, no el de México sino el enemigo dentro de nuestro propio armario.

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