El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

La tímida opinión de los jóvenes

Nuestro país será fuerte el día en que los buenos ciudadanos se responsabilicen de su papel, y quienes conducen el Estado tengan claro que su tarea formativa tiene que ser una realidad y no solo un simple propósito.

8 de diciembre de 2021 Por: Eduardo Durán Gómez

El experimento para crear los Consejos Municipales y Locales de Juventud, es sin duda un proyecto encomiable, para que ese sector de la población, entre los 14 y los 28 años, tenga canales de expresión en donde sea posible identificar lo que piensan, y también a lo que aspiran dentro de la sociedad de la que hacen parte.

Esta fue la primera experiencia y es necesario identificar lo que realmente produjo el escenario, para que éste se pueda mejorar y tengamos en el futuro a unos jóvenes capaces de opinar con propiedad, no solo de lo que les hace falta, sino de lo que aspiran a que se haga por ellos y por la sociedad.

Es realmente lamentable que solo un 10,42% haya participado, dentro de una población estimada de 12.282.273 jóvenes, pero hay que pensar en todo lo que es necesario construir para que la juventud en el futuro sea realmente un elemento integrado a la participación ciudadana y comprometido con los destinos del país.

Lo que tenemos ahora es una juventud desinformada, que no conoce de la política, ni de las estructuras del poder, ni de los problemas fundamentales que nos aquejan, ni tampoco de las figuras públicas que nos gobiernan.

No existe información y de ahí se deriva la apatía hacia todos estos asuntos, lo que hace que después lleguen a la adultez desganados y apáticos, en donde la política se deja en manos de quienes no representan a la sociedad, sino a unas empresas electorales que persiguen fines particulares alrededor del poder y el dinero.

¿Quién tiene la culpa? Pues nuestro modelo vigente que no ofrece escenarios de información, ni de participación.

No hay cátedra de historia, tampoco de conciencia ciudadana, ni siquiera de la elemental cívica; no se propician escenarios de discusión y los asuntos públicos se dejan siempre en manos de un reducido número de personas.

Entonces ¿para qué se va a votar, y qué es lo que se tiene que decidir? Muy pocos jóvenes pueden resolver estos interrogantes y por eso es que el resultado arroja que casi un 90% de quienes tienen entre 14 y 28 años no encontró objeto ni interés para vincularse al proceso.

Ese dramático cuadro es el que estamos proyectando hacia el futuro y lo que hace que se destruya la democracia y que quedemos ubicados en un escenario en donde un puñado de politiqueros decide todo, sin pensar en los grandes intereses de la nación, ni en el futuro de sus ciudadanos.

Ese reducido grupo de personas está decidiendo por la mayoría, y eso es lo que no hemos querido entender.

Nuestro país será fuerte el día en que los buenos ciudadanos se responsabilicen de su papel, y quienes conducen el Estado tengan claro que su tarea formativa tiene que ser una realidad y no solo un simple propósito.