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Y Trump, ahí

El próximo miércoles concluirá el mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Lo que no significa que termine también la amenaza que este personaje encarna.

14 de enero de 2021 Por: Diego Martínez Lloreda

El próximo miércoles concluirá el mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Lo que no significa que termine también la amenaza que este personaje encarna.

El propósito de Trump desde el 21 de enero próximo será retornar a la Casa Blanca en el 2024. Por muchas razones.

Entre ellas, porque ser el hombre más poderoso del planeta le quedó gustando y porque en EE.UU. los mandatarios se dividen en dos categorías: los de un período y los de dos períodos.

Los primeros son vistos como unos presidentes de segunda, caso de Jimmy Carter y George Bush padre. Y es que se necesita ser muy mal gobernante para perder una reelección con el poder que tiene el Mandatario estadounidense.

En un episodio de Los Simpson se retrata muy bien cómo ven los gringos a los presidentes de un solo gobierno. George Bush padre llega a un baño turco y ve que Ronald Reagan tiene una bata con el escudo presidencial y pide una de aquellas batas. Y el encargado le responde “usted no clasifica, esas batas están reservadas para los verdaderos presidentes”.

Donald Trump tiene claro ese fenómeno y él, que se considera un ganador nato, no está dispuesto a pasar a la historia como un presidente ‘Loser’, a la altura de Carter y Bush.

Lo peor es que si se lanza, tiene posibilidades de volver a ganar. Simplemente porque Trump conectó con los ‘reds’, esos gringos caucásicos, poco educados y de instintos bastante básicos. Que constituyen buena parte de la población estadounidense.

Esa franja de población que ve con simpatía el muro en la frontera con México, que defiende su derecho a tener un rifle de asalto para defenderse de un raponero y que le come cuento a aquello de “volver grande a América otra vez”.

Representantes de esos ‘reds’ fueron los dementes que se tomaron el Capitolio la semana pasada, muchos de los cuales recorrieron medio país para protestar por el ‘fraude’ que perpetraron en contra de su mesías.

Otra circunstancia que favorece a Trump es que es poco probable que, dada su avanzada edad, Joe Biden se lance para un nuevo período. Con lo cual lo más probable es que Trump tenga que verse las caras con Kamala Harris, la vicepresidenta de Biden.

Y sin negar la inteligencia y los méritos de Harris, ella es la rival que le sirve a Trump para regresar a la Casa Blanca, porque representa lo que los ‘reds’, los del Tea Party y todos los fachas gringos detestan: es negra, progresista y mujer.

Falta ver qué pasa con el juicio que el Congreso de seguro le seguirá a Trump por insurrección. Pero incluso, ese juicio le sirve al actual presidente porque lo victimiza y es bien conocida la simpatía que generan en política las víctimas.

En fin, el problema no es Trump, sino que un personaje tan básico, tan poco sensato y tan megalómano haya sido capaz de llegar a la Presidencia de Estados Unidos.

De lo que no hay duda es que Trump no se va a dedicar a dar conferencias por todo el mundo, como sus antecesores. Entre otras cosas porque no necesita los miles de dólares que pagan por esas rentables charlas.

A lo que se va a dedicar es a respirarle en la nuca a Biden y a dar toda la lora que pueda en su propósito de regresar a la Casa Blanca y de que no le nieguen la bata presidencial en ningún baño turco.

Sigue en Twitter @dimartillo

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