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Vargas, el copresidente

Una de las grandes debilidades del gobierno de Juan Manuel Santos es...

14 de febrero de 2014 Por: Diego Martínez Lloreda

Una de las grandes debilidades del gobierno de Juan Manuel Santos es que en casi todo el país se le percibe como muy centralista. Y digo que en casi todo el país pues, vaya paradoja, al parecer en Bogotá no lo ven así.Eso parece concluirse de la más reciente versión de la ‘Gran Encuesta’ realizada por la firma Gallup, que muestra que en una de las regiones en donde menos apoyo tiene la reelección es en la capital y en el centro del país. Por el contrario, donde más entusiasmo parece generar la candidatura de Santos es en la Costa Atlántica. Allí, según, Gallup, esa aspiración es respaldada por el 54,1% de los electores. Le sigue la región suroccidental, en donde la reelección cuenta con el respaldo del 36,6% de los votantes. En cambio en la capital solo votaría por Santos el 29, 1% y en la región centro oriental, el 21,1%. No debe andar tan despistada Gallup, a juzgar por la decisión que en materia de fórmula vicepresidencial, se apresta a tomar el Mandatario: darle ese honor a Germán Vargas Lleras. Es que, precisamente, la gran fortaleza electoral de Vargas está en la capital. Allí ha hecho toda su carrera. De seguro, al convertirse en el coequipero de Santos le dará gran impulso al proyecto reeleccionista en la principal ciudad del país.O sea que, en materia electoral, la escogencia de Vargas Lleras se explica. Y no solo por la aceptación que el exministro tiene en Bogotá. Su escepticismo frente al proceso de paz y la importancia que le da al tema de la seguridad pueden facilitar que se deslicen hacia la fórmula Santos-Vargas votos uribistas. Además, su popularidad quedó bien cimentada luego de que el Presidente lo convirtiera en el padre de las 100.000 viviendas gratis. Con la escogencia de Vargas, Santos pretende concretar su sueño, por ahora lejano, de imponerse en primera vuelta. No sé si lo lograra. Pero ciertamente pocos personajes pueden ayudarle en ese empeño como lo haría Vargas. Pero si bien, a Santos su exministro puede serle útil para sumar votos, le va a resultar un verdadero martirio para gobernar. Es que eso de escoger un subalterno, lleno de ambición, que es más popular y que además se considera más capaz que uno, es muy poco aconsejable. Sobre todo si entre las virtudes de ese subalterno no está la lealtad.El mezquino papel que cumplió Angelino, su primer ‘vice’, que se dedicó a ganar popularidad criticando todo lo que hacía el Gobierno, no le sirvió a Santos para aprender una elemental lección: la fórmula vicepresidencial no se debe escoger pensando sólo en las elecciones.Santos quedará hipotecado a Vargas, quien desde el primer día le va a cobrar que sin su popularidad no lo hubieran reelegido. Sin duda, más que un vicepresidente, Vargas va a pretender ser un copresidente. ¿Cuánto soportará Santos a un tipo queriendo interferir en cada decisión que tome y en cada nombramiento que haga? ¿Para lograr la reelección en primera vuelta, el Mandatario estará dispuesto a pagar el precio de aguantarse a Vargas cuatro años respirándole en la nuca?Me temo que la paciencia y la lealtad con su ‘vice’ le durará a Santos hasta la noche del triunfo electoral. ¡ Y no quiero imaginarme al arrogante Germán en el papel de novia engañada! Por lo cual, desde ya pronostico, que el matrimonio Santos-Vargas terminará en una garrotera peor que en la que desembocó la unión Uribe-Santos.

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