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Un castigo benévolo

Uno de los muchos problemas que tiene Héctor Fabio Useche, que al...

30 de marzo de 2012 Por: Diego Martínez Lloreda

Uno de los muchos problemas que tiene Héctor Fabio Useche, que al momento de salir publicada esta columna ya debió ser suspendido como Gobernador del Valle o está próximo a serlo, es lo mal rodeado que está.¡Cómo es posible que alguno de los calandracos de su entorno no sea capaz de aconsejarlo para evitarle que haga el oso y que diga tantas estupideces!Y no me refiero a la patética seudo rueda de prensa que concedió el lunes, que sólo le sirvió para quedar peor de lo que estaba, tras la sanción que le impuso la Contraloría. ¡Cómo es posible que nadie le diga que se está clavando más el cuchillo cuando, para tratar de evadir su responsabilidad por el leonino contrato que firmó la Industria de Licores del Valle de cuya Junta Directiva él era miembro, afirme que apenas asistió a una de las sesiones de esa junta!¡Por Dios! Él en su calidad de Secretario de Salud del Valle debía ser el primero en asistir a cada una de las juntas, por la sencilla razón de que las utilidades que genera esa empresa se destinan, precisamente, a financiar la salud del Valle. Y por lo tanto Useche estaba obligado a velar porque los recursos de la ILV se invirtieran de la mejor manera. Me parece, incluso, que la Contraloría fue benevolente con él, al concederle la misma responsabilidad que a los demás miembros de la junta por el detrimento patrimonial que sufrió la salud del Departamento. No hay derecho que mientras los hospitales del Valle están quebrados, la Junta Directiva de la ILV avale sin chistar la propuesta del entonces gobernador Juan Carlos Abadía de entregarle al distribuidor, que dizque para promoción, seis millones de botellas de aguardiente que no pagaron los impuestos que en su gran mayoría se destinan al sector salud. Lo mínimo que Useche debió hacer, si hubiera hecho presencia en las reuniones de la junta del ILV, era exigir que el distribuidor cancelara los impuestos de esas botellas que se le iban a entregar. Y otra cosa que debió pedir es que las botellas que se daban para promoción, tuvieran en su etiqueta algún distintivo que las diferenciara de las botellas que son para la venta, con el fin de evitarle la tentación al distribuidor de comercializar por debajo de cuerda esa botellas de promoción, que, al no tener que pagar impuestos, le dejaban un 100% de utilidad.Pero, como él mismo afirma --y a la gente hay que creerle-- el señor Useche no se dignó a asistir a las juntas, con lo cual no se enteró del asalto que estaban perpetrando a los recursos de la dependencia que él dirigía.Como dijo claramente la contralora Morelli: “Las faltas se cometen por acción u omisión”. Y qué vergüenza que la Contralora General tenga que recordarle al Gobernador de un departamento tan importante como el Valle algo tan elemental como que los sancionados “eran miembros de la junta de la ILV y debían asistir” a las sesiones de esa junta.Queda claro que contra Useche no hay ninguna persecución política, como el cínicamente ha dicho. La sanción que le impusieron fue el castigo, justo pero en mi sentir benévolo, por no haber defendido los recursos que se destinan a velar por la salud de ese pueblo al que él dice pertenecer.¿Podrá cometer un funcionario una falta más grave que esa?

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