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Un cadáver insepulto

Eso es el famoso proceso 8.000, del cual muchas cosas se quedaron sin saber y otras sin resolver.

9 de septiembre de 2021 Por: Vicky Perea García

Eso es el famoso proceso 8.000, del cual muchas cosas se quedaron sin saber y otras sin resolver. Por ello de cuando en cuando, ese fantasma reaparece y vuelve a halarle las patas a quienes estuvieron involucrados en el escándalo.

Como los hechos ocurrieron hace casi 20 años, y muchos de los lectores eran unos niños y no saben lo que ocurrió y otros desmemoriados lo olvidaron, es bueno recordar esa crisis que puso a temblar la institucionalidad de este país.

Desde la década de los 80 la mafia, en especial el Cartel de Cali, coptó buena parte de la clase política de la región y del país. Alcaldes, gobernadores, congresistas, concejales y diputados estaban en la nómina de los Rodríguez Orejuela. Pero para 1994 decidieron que ya era hora de comprar un presidente.

En un principio las campañas le cerraron las puertas. Pero ocurrió un hecho que cambió las cosas. En la primera vuelta electoral prácticamente se produjo un empate técnico entre Ernesto Samper, el gran favorito, para imponerse, y Andrés Pastrana.

El primero obtuvo 2.623.210 votos y el segundo 2.604.771. La campaña de Samper, que esperaba un triunfo holgado, entró en pánico, sobre todo porque apostaban por una victoria en primera vuelta y las arcas estaban vacías.

Dicen que la reunión del lunes siguiente a las elecciones fue un caos. En ella Santiago Medina, tesorero de la campaña, propuso recurrir a los dineros de los Rodríguez.

Según Francisco Santos, Samper en esa reunión dijo “haga lo que tengan que hacer, pero que yo no me entere”.

Lo cierto es que gracias a las gestiones de Medina, a la campaña de Samper ingresaron US$7 millones de dólares, como se demostró luego en el proceso.

El primer aviso sobre esa infiltración se conoció a través del llamado narcocasette, en el que el periodista Alberto Giraldo y Miguel Rodríguez hablaban sobre esa contribución. Ese documento sonoro se lo hicieron llegar a Andrés Pastrana, que a su vez se lo entregó al entonces presidente César Gaviria.

“Si algo ocurrió fue a mis espaldas” con esa frase, que pronunció el entonces presidente Samper, cuando el escándalo estalló, logró darle un giro a los hechos, que a la postre le salvaron la Presidencia.

Samper, hábil y marrullero, con esa frase logró que su responsabilidad se juzgara en el plano judicial. Y en ese plano era muy difícil comprobarla. A pesar de que Fernando Botero, gerente de la campaña, dijo ante millones de televidentes que Samper sí tuvo conocimiento del ingreso de los dineros de los Rodríguez a la campaña.

De todas formas, eso no era lo más importante: lo que se debió juzgar fue la responsabilidad política del entonces Presidente. Lo de menos era si Samper sabía o no sabía, el hecho innegable fue que Samper llegó a la Presidencia aupado por los dineros del Cartel de Cali. Con lo cual su elección fue espúrea e ilegítima. Ese simple hecho bastaba para que Samper hubiera renunciado.

Pero no, Samper se aferró al poder y en una pantomima de juicio realizado por un Congreso bien engrasado, fue declarado inocente.

Así, más o menos, ocurrieron los hechos y es bueno que el país lo tenga claro para no dejarse confundir por versiones fantasiosas en la que los responsables de lo ocurrido quieran ahora posar de víctimas.

Sigue en Twitter @dimartillo

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