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‘Tatequieto’ al matoneo

En buena hora la Corte Suprema de Justicia dejó en firme...

25 de julio de 2014 Por: Diego Martínez Lloreda

En buena hora la Corte Suprema de Justicia dejó en firme la condena que el Tribunal Superior de Cali impuso a una persona que, en un comentario a una nota publicada en ElPaís.com.co, tildó a una funcionaria de Emcali de ladrona y la acusó de haber hecho malos manejos. Este fallo judicial se convierte en un formidable precedente y en una clara advertencia para quienes abusan de los espacios que los medios de comunicación abren en la web para que sus usuarios comenten las noticias y las columnas de opinión. Abusivos que, de manera cobarde, suelen escudarse en un seudónimo para botar toda la bilis que llevan dentro del alma. Pues esos cobardes quedaron notificados: esa invisibilidad que creen les da un seudónimo no existe. Cualquier persona con un mínimo conocimiento en tecnología puede rastrear el mensaje y ubicar el computador desde donde salió. Es decir, en cualquier momento pueden ser llamados a responder por los vituperios que lanzaron.Ojalá este fallo judicial sirva para ponerle coto a ese matoneo virtual al que somos sometidos, y lo digo en primera persona, quienes tenemos un espacio para opinar en un periódico.Más que perturbar al opinador, ese matoneo degrada por completo unos foros que pueden ser muy enriquecedores y ocasionan que gente seria, que tiene muchas cosas para decir, se abstenga de opinar, por temor a que su nombre se contamine en esa guachafita. Mejor dicho, constituye un atentado mucho mayor contra la libertad de expresión ese mal uso que unos cuantos peleles le dan a esos foros, que un fallo judicial que busca castigar no las opiniones sino las acusaciones infundadas.En lo personal soy un defensor acérrimo de esos foros. Los agravios me resbalan y en cambio las opiniones, sean favorables o adversas, me merecen toda la atención porque tengo claro que mi función como columnista es poner a opinar a la gente. Y si mi escrito lo logra, siento que he cumplido con mi deber. O sea, que bienvenidas las críticas y los puntos de vista diferentes, que siempre leo con atención, así pocas veces los conteste. Sin duda alimentan el debate y la sana controversia. Creo que esas opiniones tienen más valor cuando quien las plantea las respalda con su nombre, tal como lo hacemos los columnistas. Pero es respetable que, por la razón que sea, algún comentarista no quiera que su identidad salga a la luz pública.Cosa muy diferente son los desocupados que deambulan de foro en foro insultando a diestra y siniestra y vertiendo toda su mala leche no solo contra el columnista sino contra los otros comentaristas. A esos hay que repudiarlos.La ley colombiana hace una clara y sabia diferenciación entre la opinión y la calumnia. Y establece con claridad que una cosa es decir que un funcionario es mediocre y otra que es un asesino o un ladrón. Si a alguien le parece que un gobernante es incompetente tiene el derecho, y el deber, de expresarlo. Y nadie lo puede sancionar porque tenga esa percepción. Otra cosa es afirmar que ese gobernante es un criminal: quien hace esa acusación debe tener las pruebas para sustentarla. Y ese principio vale no solo para los periodistas sino para cualquier ciudadano. El derecho a expresarse no se puede confundir con el hábito de calumniar. El primero hay que defenderlo a muerte. El segundo, simplemente, velar porque se castigue de manera ejemplar.

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