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Sí a vacuna obligatoria

No estamos para carajadas. Toda persona sensata debe vacunarse cuanto antes.

20 de enero de 2022 Por: Diego Martínez Lloreda

“Ómicron es quizás el virus respiratorio más contagioso conocido por el ser humano”.

Así lo asegura el director de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud, Julián Fernández.

Los colombianos hemos podido constatar la velocidad de contagio de esa variante del covid: en pocos días pasamos de tener menos de mil personas infectadas a 30.000.

Por fortuna las muertes no se han incrementado en ese mismo ritmo, aunque sí han aumentado. Pasamos de unas 30 diarias a 190 este jueves.

Todos los especialistas en el tema han manifestado que Ómicron no ha matado más gente gracias a las vacunas. La mayoría de las personas que están falleciendo, y están copando las Unidades de Cuidados Intensivos, no están vacunadas o no tienen el esquema completo.

Incluso, un reciente estudio del Ministerio de Salud demostró que una persona no vacunada tiene entre cuatro y nueve posibilidades más de morir que una que sí está inmunizada.

Por fortuna, el Plan Nacional de Vacunación ha funcionado y en ciudades como Cali, más del 70% de la población ya tiene la primera dosis y alrededor del 60%, el esquema completo.

Lo que es insólito es que buena parte de ese porcentaje de personas que aún no se ha vacunado no lo ha hecho por insuficiencia de biológico. No lo hace es porque no se le da la gana.

Y no vayan a pensar que asumen esa actitud por ignorancia: muchos de los opositores a la vacuna son profesionales, gente educada que no se quiere vacunar por unas razones igualmente insólitas.

Algunas mujeres piensan que la vacuna las puede dejar estériles, otros dudan de la efectividad de la misma, que ha sido ultrademostrada en todo el mundo. No para evitar caer enfermo sino para no morirse.

Los peores son los que invocan el famoso “libre desarrollo de la personalidad” para no vacunarse. Ese argumento ha sido el más expuesto en Colombia para justificar toda clase de estupideces. Y este caso no es la excepción.

Lo que tienen que entender esos defensores de los derechos individuales es que con su actitud están atentando contra el más preciado de los derechos: el derecho a la vida. A la propia y a la de los demás.

Si los antivacuna quieren arriesgarse a morir es problema de ellos. El problema es que al no inmunizarse están saturando las UCI de los hospitales y, sobre todo, poniendo en peligro la vida de los demás. Más aún cuando la cepa predominante es “el virus respiratorio más contagioso conocido por el hombre”, como afirma el Jefe de Epidemiología del Minsalud.

Por eso, estoy convencido de que el Gobierno, como lo han hecho países serios como Austria, debía declarar la obligatoriedad de la vacuna, cuanto antes. Pero como este es un país de leguleyos es posible que una medida de ese estilo se caiga en la Corte Constitucional.

El Plan B es volver a los antivacuna unos parias: que para entrar a los restaurantes, a los almacenes, al cine, a los estadios, para subirse a un bus del MÍO o a un avión, sea obligatorio portar el carné con los dos esquemas puestos.

No estamos para carajadas. Toda persona sensata debe vacunarse cuanto antes.

Y a los insensatos, simplemente, hay que obligarlos.

Sigue en Twitter @dimartillo

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