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Qué bueno ser inflexible

“Usted porqué es tan inflexible” me increpó, hace algunos años, una...

5 de junio de 2015 Por: Diego Martínez Lloreda

“Usted porqué es tan inflexible” me increpó, hace algunos años, una cercana colaboradora de uno de los malos alcaldes que en el reciente pasado tuvo Cali, molesta por las persistentes críticas que yo le hacía a su muy flexible jefe.Ante tan particular reclamo no tuve otro camino que explicarle a la funcionaria que cuando uno es hijo de una persona como Rodolfo Martínez Tono, no tiene más opción que tratar de ser lo más inflexible que pueda. Si por inflexible, claro, entendemos ser alguien totalmente refractario al menor asomo de corrupción. Y es que Martínez Tono, el fundador del Sena fallecido el domingo pasado a la edad de 88 años, era el más inflexible de los inflexibles. Esa inflexibilidad permitió mantener blindado al Sena de la politiquería y de la corrupción durante los casi 20 años que mi padre estuvo al frente de esa institución. Y sin duda fue una de las claves del éxito de esa entidad, una de las más queridas por los colombianos.Cuando Martínez Tono estaba al frente del Sena, a ningún político, por poderoso que fuera, se le ocurría recomendar a nadie. Allí, los ascensos y los nombramientos, y los políticos lo sabían, eran por concurso. Lo que hoy llaman meritocracia. Mucho menos cabida había en el Sena de Martínez Tono para el menor resquicio de corrupción. No podía ser de otra manera, mi padre quería al Sena como a un hijo y uno no roba al hijo. Aunque casos se han visto. La mejor prueba de la transparencia con la que manejó al Sena es que cuando Alfonso López decidió sacarlo de la entidad, mi padre no tenía ni con qué comprarse un carro. Y eso que había manejado con mano de hierro, durante casi cuatro lustros, una entidad cuyo presupuesto actual se acerca a los cinco billones de pesos anuales. Durante varios meses el flamante ex director del Sena, el ‘niño genio’ que a sus escasos 27 años había fundado la institución de formación profesional más importante de América Latina, se movilizó en taxi. Hasta que su padre, un próspero ganadero de la Costa Atlántica, se conmovió y le regaló un Dodge 1500.Ese fue el ejemplo que Martínez Tono les dio a sus hijos. De ahí salió la inflexibilidad que la funcionaria de marras me criticaba. Y es que he de confesar que cuando observo cómo se enriquece en pocos meses cualquier pícaro disfrazado de servidor público, de inmediato me acuerdo de mi padre y de su Dodge 1500.Pero sus cinco hijos no le heredamos a Rodolfo Martínez solamente esos férreos principios. Aunque en los tiempos que corren ese es legado más que suficiente. A cada uno de nosotros él nos habló como un adulto desde nuestra más temprana edad. Y permanentemente nos hacía reflexiones sobre la vida y procuraba prepararnos para enfrentarla.Una de las reflexiones que me repitió mil veces en mi infancia, y que refleja de forma inmejorable el espíritu de lucha que lo guió a lo largo de su existencia, era que el éxito en la vida se compone de un 99% de trabajo y de un 1% de talento. Pero mi padre también tenía sus momentos tiernos. Como cuando, siendo muy niño me sentaba en sus piernas para mostrarme el libro ‘Tout Paris’ y ambos hacíamos un recorrido virtual y cómplice por esa ciudad que tanto amó.El corazón de Rodolfo Martínez dejó de latir el domingo pasado. Pero él seguirá vivo mientras el Sena, su obra, siga formando a millones de jóvenes de este país.

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