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Prudencia, americanos

Me tildarán de aguafiestas y me lloverán rayos y centellas, pero la...

5 de abril de 2013 Por: Diego Martínez Lloreda

Me tildarán de aguafiestas y me lloverán rayos y centellas, pero la verdad es que, con su salida de la Lista Clinton, el América quedó al nivel del Unión Magdalena, el Bucaramanga y el Deportivo Pereira.Esos tres equipos, como América, tuvieron su época de gloria y hoy, como la escuadra roja de Cali, deambulan en la segunda división del fútbol nacional. La diferencia es que el Unión, el Bucaramanga y el Pereira jamás estuvieron en la Lista Clinton. Y a pesar de ello, hace rato están en la olla. Lo que quiero significar es que si bien es un hecho positivo salir de la Lista, ello no implica que el popular equipo caleño haya superado la crisis que lo afecta hace años. Ese logro es apenas el primer paso para volver a hacer del América un equipo realmente grande. Hay que admitir, eso sí, que los Diablos Rojos para esa recuperación cuentan con un patrimonio inmenso que son sus miles de hinchas. Ese sentimiento rojo, bien capitalizado, es la mejor plataforma para lanzar la nueva etapa del América. Pero el camino será largo y pedregoso. Lo primero que debe hacerse es conseguir un buen patrocinador que ayude a sanear las menguadas arcas de la institución. Lo segundo, democratizar el equipo, es decir, volver socios de la institución a esos millones de hinchas que posee. Y luego hay que emprender varios cambios administrativos y deportivos. Darle una estructura empresarial a la institución y, por encima de todo, rehabilitar las divisiones inferiores de las que en el pasado salieron tantas estrellas que le dieron gloria no solo al equipo sino al fútbol nacional. Un equipo grande tiene que tener una buena cantera.Insisto, el proceso de recuperación del América apenas inicia. Y aunque entiendo la complacencia de los americanos por haberse liberado del lastre de la Lista Clinton, el espectáculo que se montó para celebrar ese hecho me pareció exagerado. Entre otras cosas porque muchos hinchas quedaron convencidos que con la salida de ese tenebroso listado, todos los males del equipo ya están superados.Esa fiesta se debió reservar para celebrar una conquista deportiva, cuando el equipo vuelva a la A, por ejemplo. Pero, como dijo un buen amigo, festejar de esa manera un trámite administrativo como la salida de la lista negra de los Estados Unidos es como que alguien arme una rumba porque salió de la cárcel por pena cumplida.Ese aval del Gobierno estadounidense ni siquiera alcanza para despejar del todo las dudas sobre quiénes son los verdaderos dueños del equipo hoy por hoy. De los 60 accionistas que, según el presidente Sangiovanni, tiene la Corporación, apenas se conocen tres: la familia Sangiovanni, la familia Navia y una familia Orozco. ¿Quiénes son los 57 restantes? ¿Y ellos son los verdaderos accionistas o representan a unos terceros? ¿Qué pasó con las millonarias exigencias que hacía la familia Rodríguez para desprenderse de sus acciones? Esas son preguntas que todavía rondan al América.Insisto, la salida de la Lista Clinton es sin duda una noticia importante para la familia americana. Pero todavía hay mucho por hacer para que ‘los Diablos Rojos’ salgan de verdad del infierno y para que exista un motivo real para lanzar las campanas al vuelo.

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