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¿Petro Presidente?

La primera buena noticia, entonces, es que el respaldo al exalcalde de Bogotá no le alcanzaría para ganar en primera vuelta. Y tendría que derrotar en el balotaje a un rival seguramente de centro, que aún no ha aparecido.

20 de mayo de 2021 Por: Diego Martínez Lloreda

Si las elecciones presidenciales fueran mañana, el nuevo mandatario de los colombianos sería Gustavo Petro Urrego.

Eso, al menos, afirman dos encuestas sobre preferencias electorales divulgadas en los últimos días. En una, Petro obtiene un 25% de favorabilidad y en la otra, un 32%.

La primera buena noticia, entonces, es que el respaldo al exalcalde de Bogotá no le alcanzaría para ganar en primera vuelta. Y tendría que derrotar en el balotaje a un rival seguramente de centro, que aún no ha aparecido.

Entonces, hay que mirar las cosas con calma y ponderación. Primero, Petro está en campaña desde el día siguiente de las elecciones en las que se impuso Iván Duque. O sea que le lleva en eso una enorme ventaja a sus potenciales rivales.

Petro también tiene una recordación muy alta, el 99% de los colombianos lo conoce por su larga vida pública en la que ha sido varias veces congresista y Alcalde de Bogotá, además de guerrillero. Pero la historia nos dice que tener tan alto reconocimiento y liderar las encuestas un año antes de los comicios no es garantía de nada. 12 meses antes de los anteriores comicios presidenciales quien punteaba en las encuestas era Germán Vargas Lleras e Iván Duque no llegaba al 2% de la intención de voto. Y ya sabemos cómo le fue al uno y al otro.

Lo que no significa que Petro no tenga posibilidades de llegar al Palacio de Nariño. Las tiene. Y como él sabe que los votos de sus incondicionales, la izquierda más recalcitrante, no son suficientes para alcanzar la Presidencia, está empeñado en conquistar a votantes de otras vertientes.

Por eso ahora usa un discurso más conciliador, se reune con los empresarios de la Comunidad Judía, y recorre el país en plan de Mahatma Gandhi. Exactamente como hizo Hugo Chávez en la campaña para las elecciones del 99, en donde juró y perjuró que él era un demócrata y que no tenía ninguna intención de eternizarse en el poder.

Pero entre Chávez y Petro hay una ‘petit diference’: los venezolanos no conocían al coronel, mientras que los colombianos sí conocemos a Petro.

Ya vimos el despotismo con el que actúo en la Alcaldía de Bogotá; ya conocemos su discurso populista y su tendencia a atizar la guerra de clases.

Y sabemos que si Petro se sube al poder, nunca se bajará de él. Lo primero que hará será reformar la Constitución para establecer la reelección indefinida. El libreto está claro y es muy similar al que utilizó Chávez en Venezuela.

El estallido social que ha vivido el país en principio era útil para la causa petrista. Pero la prolongación indefinida del paro nacional atenta directamente contra los propósitos del hombre de la Colombia Humana.

Simplemente porque el pueblo se mamó de tanto bloqueo, de tanta protesta y del vandalismo. La gente ahora lo que quiere es que la dejen trabajar tranquila. Punto. Quiérase o no el colombiano de a pie asocia paro con Petro. Por eso, al que menos le conviene que este caos se prolongue es al hombre de la Colombia Humana.

Falta mucha tela por cortar. Hay que esperar que maduren aspiraciones como las de Federico Gutiérrez y Alex Char, líderes jóvenes provenientes de la provincia, que pueden sintonizar con muchos colombianos.

Lo claro es que todavía no estamos condenados a padecer a Petro por sécula seculórum. Aún se puede evitar.
Sigue en Twitter @dimartillo

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