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Personaje que no fue

Mejor dicho, por haber puesto a combatir la corrupción a un corrupto, el Fiscal no solo no merece el calificativo de Personaje y menos del año. Incluso, en un país serio, ese error le hubiera costado el puesto.

14 de diciembre de 2017 Por: Diego Martínez Lloreda

"Persona de distinción, calidad o representación en la vida pública”.
Esa es la definición que el diccionario de la Real Academia de la Lengua da para la palabra ‘Personaje’. Deduzco, entonces, que ese adjetivo tiene una connotación positiva. Es decir, que cuando uno dice que fulano es un personaje lo está exaltando.

Lo cual me confirma que los colegas del periódico El Tiempo se pifiaron de cabo a rabo al escoger como personaje del año al fiscal Néstor Humberto Martínez. Cosa distinta hubiera sido que el periódico bogotano escogiese a Martínez Neira como protagonista del año. Según ese mismo diccionario, protagonista es aquella “persona o cosa que en un suceso cualquiera desempeña la parte principal”. Mejor dicho alguien que está en el centro de la noticia.

Y el Fiscal protagonismo sí ha tenido. Por cosas positivas, como la reducción de la impunidad que menciona El Tiempo, para justificar su escogencia. Pero también por negativas.

La principal de ellas, haber designado a Gustavo Moreno como fiscal anticorrupción. A estas alturas aún no sabemos cómo llegó Moreno a ese cargo, pero lo cierto es que Martínez Neira puso al gato a cuidar el queso.

Las andanzas de Moreno venían desde mucho antes de llegar a la Fiscalía. Desde que compartía buffete de abogados con el exmagistrado Francisco Ricaurte, según él mismo admitió ante la Justicia, Moreno sirvió de intermediario para cuadrar extorsiones a personas que tenían investigaciones en curso en la Corte Suprema de Justicia.

Mejor dicho, por haber puesto a combatir la corrupción a un corrupto, el Fiscal no solo no merece el calificativo de Personaje y menos del año. Incluso, en un país serio, ese error le hubiera costado el puesto.

Aparte de esa flagrante metida de pata, el Fiscal ha sido acusado de usar el cargo con fines políticos, en especial para perseguir a los contendientes del partido al que pertenece. Y hasta hoy no se ha pronunciado al respecto.

Pero así Martínez no tuviera una mácula en su gestión de este año, a El Tiempo le queda muy mal designarlo personaje del 2017 porque no es un secreto que el hoy fiscal fue de la junta del periódico y ha sido uno de los abogados de cabecera de su dueño.

Semejante descache generó indignación nacional y un fulminante tuit de Daniel Samper Ospina, quien afirmó que lo que hizo El Tiempo fue escoger a Martínez como empleado del año.

Si se trata de escoger un protagonista del año, en mi opinión ese es el propio Gustavo Moreno. Que una persona que ostenta el cargo de fiscal anticorrupción termine detenida por corrupta es una de las noticias del año. Y un claro indicador de los niveles a los que ha llegado ese flagelo en el país.

Pero además, el ventilador que prendió Moreno nos ha servido para enterarnos de lo que ocurría en la Corte Suprema, donde algunos magistrados, como Leonidas Bustos, Gustavo Malo y Francisco Ricaurte, habrían cobrado fuertes sumas de dinero para torcer procesos que se adelantaban en ese tribunal.

Que ese santuario de la Justicia que en todas partes es la Corte Suprema haya sido permeado por la corrupción, es de los golpes más graves que ha recibido la institucionalidad del país, no este año, sino al menos en el último siglo.

Y habernos enterado de semejante noticia se lo debemos a Gustavo Moreno. Por eso, insisto, merece, con sobrados méritos, el título de protagonista del año. Que no personaje.

Sigue en Twitter @dimartillo

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